viernes, 14 de septiembre de 2012

Vida y Misión I


Sesión Segunda:

PRESENTACIÓN DEL PROYECTO PORCIÚNCULA

Tras el descanso, nos incorporamos a las 12 para tener la segunda sesión, que la iniciamos con el rezo del Ángelus. La sesión está moderada por Fr. Emilio Rocha, presentando los contenidos del Proyecto Porciúncula, trabajo realizado por la Comisión de Redacción desde dos documentos, uno sobre Formación y otro sobre Evangelización, así como las sugerencias y propuestas de las Secretarías y Comisiones.
Para que resultara un texto unitario, se ha vertebrado el Documento en el marco de las Prioridades, en fidelidad a las Constituciones Generales y al enfoque de la Orden.
Un primer bloque del Documento es el análisis de la realidad, mirando para ello a la sociedad en la que nos toca vivir nuestro carisma, a la Iglesia y a la Provincia.
Nuestra vida se desarrolla en una sociedad postmoderna, envejecida y marcada por el individualismo, una sociedad escéptica a la hora de promover cambios, donde lo que prima es el capital y el bienestar económico y social, por lo que la calidad de vida se basa en el tener, acumular y consumir. Aparentemente es una sociedad solidaria, pero no es tan evidente el compromiso real con los problemas ajenos. La vida de los españoles gira en torno a cuatro elementos: la familia, el trabajo, los amigos y el ocio y el tiempo libre.
En el aspecto eclesial, la religión es un tema que cada vez interesa menos a la población española. Da la impresión que ser católico es simplemente una cuestión cultural, de tradición. Existe, además, una profunda desconexión entre la fe católica y la jerarquía de la Iglesia, e incluso se corre el peligro de identificar Iglesia con Jerarquía. No obstante, la Iglesia sigue siendo muy valorada en su dimensión social y misionera.
A nivel de Provincia, se vive una urgente y necesaria revisión de estructuras. La vida fraterna es uno de los elementos esenciales de nuestro ser franciscano, por lo que ha de ser cuidada de manera especial. El otro ámbito en el que nos jugamos nuestro ser franciscano es la misión, donde tenemos el reto de no caer en un activismo que nos lleve a descentrarnos de lo esencial.
El segundo y último bloque, que ocupa la mayor parte del Proyecto Porciúncula, gira en torno a los Ejes de nuestra identidad. La Orden de Hermanos Menores es una Fraternidad (todos vosotros sois hermanos) contemplativa (con el corazón vuelto al Señor/en seguimiento de Cristo) de menores (pobreza/minoridad/itinerancia) en misión (restituyendo el don del Evangelio) y en formación/conversión permanente (en camino para pasar de lo bueno a lo mejor). En cada uno de estos Ejes se ofrecen propuestas del trabajo realizado por las distintas Secretarías y Comisiones.
El itinerario metodológico para el proceso de revitalización ya nos lo ofreció el Ministro General con su Definitorio (La Gracia de los Orígenes, 2004): centrarnos en Dios, de modo que nada nos impida servir, amar y honrar al Señor), concentrarnos en lo esencial a fin de evitar la fragmentación y la dispersión, y descentrarnos para salir al mundo y proclamar el Evangelio a todas las criaturas.
Primer Eje: centrados en Dios. El cultivo de la dimensión contemplativa en nuestra vida nos conduce a mirar todo cuanto existe y acontece con un mirar como el de Dios. Es, pues, imprescindible la educación de la fe para revitalizar personal y comunitariamente la dimensión contemplativa.
Segundo Eje: Somos hermanos. La fraternidad es don y tarea. Somos llamados a promover unas relaciones caracterizadas por la familiaridad de espíritu y la mutua amistad, cultivando valores profundamente humanos, cristianos y franciscanos como son: la cortesía, el espíritu jovial, la estima recíproca… Hay que cuidar en el seno de la fraternidad espacios y momentos de intercambio mutuo, cobrando gran valor los Capítulos y los recreos comunitarios.
Tercer Eje: Menores. La minoridad es la forma concreta que cualifica nuestra relación fraterna. Necesitamos recuperar la frescura de la vocación a la minoridad. La fidelidad a la misma brotará de una actitud de madurez ascética y de conversión permanente, siendo con nuestro testimonio voz profética en la denuncia explícita de todo aquello que se opone a los valores del Reino. JPIC nos ofrece una serie de criterios de vida que se han de tener en cuenta: opción por los pobres, respeto por la creación y promoción de la paz.
Cuarto Eje: Evangelizadores. No es un trabajo o una profesión la evangelización. Brota de la fe y da autenticidad a nuestra experiencia de fe. Nuestra evangelización franciscana debe tener el carácter de inter gentes, de itinerancia -y un ámbito particularmente importante es la atención de las Hermanas Pobres de Santa clara y demás contemplativas de inspiración franciscana, así como a la Orden Franciscana Seglar y a la JUFRA y a los numerosos institutos de vida apostólica que tienen a Francisco como fuente espiritual- y la misión ad gentes, que cobra especial significado en la presencia de nuestra Orden en Tierra Santa.
Quinto Eje: En formación permanente. El modelo formativo que debe acompañarnos es antropológico y bíblico, porque revela quién es Jesús en el seno de la vida Trinitaria y desde aquí su relación con la humanidad. La esencia de Dios es la comunión. El ámbito formativo por excelencia en la Provincia es la fraternidad local, e importante es la cuidadosa formación intelectual de todos los hermanos para su crecimiento humano y espiritual y para afrontar los retos que el mundo actual lanza a la Iglesia y a la Orden.
Siendo fieles al horario previsto, tomamos un rato de descanso antes de la comida y de la reparadora siesta antes de reemprender la tarea.





 

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