jueves, 29 de marzo de 2012

Brotes verdes de franciscanismo

Como un vaso de agua fresca en pleno verano, acogemos esta atrevida y necesaria propuesta de fraternidad por parte de nuestro hermano Julio Gómez. Disfruten y por favor ¡opinen!


Fraternidad de “El Cántico”

Proyecto de vida en torno al desarrollo plástico del carisma franciscano.

Diseño

         La idea fundamental de esta Fraternidad es la de cubrir el hueco existente en el interés de algunos hermanos por las Artes plásticas y en la complicada posibilidad de realización de aquellos talentos creativos que Dios hubiera pudiera otorgar a algunos hermanos, y que no siempre son comprendidos y bien acogidos por otros miembros de la Fraternidad.

Objetivos

-       Aunar el común empeño por el desarrollo del talento artístico que algunos hermanos creen poseer, como cauce de expresión de su propia vocación y como un don al servicio de la Fraternidad.

-       Servir de cauce a la realización particular de las diversas expresiones figurativas de nuestro carisma y de su plasmación material en los diferentes aspectos artísticos de la misma.

-       Crear a la vez un espacio concreto donde focalizar y realizar materialmente las expresiones artísticas de estos hermanos u otros, que pudieran sentirse ligados en formas diversas a esta Fraternidad.

Desarrollo

La tarea de la Fraternidad tendría fundamentalmente estas dos vertientes:

a)    el aspecto de conservación- restauración del amplio patrimonio artístico de la nueva Provincia Franciscana - y, eventualmente, de otras instituciones - para proveer a su mantenimiento.

b)    El aspecto creativo de desarrollo de la diversa obra artística de los hermanos que la componen, así como un lugar concreto de conservación y exposición de la obra de una más amplia representación de artistas franciscanos, concretamente dentro del reciente periodo 1900-2000.

Igualmente la realización – cuando le fuera encomendada – de trabajos puntuales de creación y conservación de obras artísticas en clara referencia a la temática  franciscana.

         Esta Fraternidad ha de servir de expresión a un modo concreto de concebir la vida franciscana como alabanza al Creador desde aquella potencia creativa y trasformadora – de la materia – que Dios ha puesto en nosotros.

         Pretende intentar plasmar toda la potencialidad creadora que encierra el carisma franciscano, animando también a otros hermanos a valorar y agradecer al Señor cuanto ya ha realizado en las formas diversas del talento artístico.

         Quiere al mismo tiempo recoger, cuidar y dar a conocer de modo concreto el ya amplio muestrario de formas artísticas que la expresión figurativa de varios hermanos han dado a nuestro carisma franciscano a lo largo de estos últimos tiempos (s. XX – XXI) en el ámbito de nuestra geografía.

         Pretende también reflejar a la vez, mediante su estudio y difusión, distintos aspectos fundamentales de nuestro carisma:

-       La riqueza del aspecto espiritual-carismático.

-       El amplio patrimonio artístico conservado y recuperado.

-       La riqueza histórica en la diversidad de sus familias y reformas.

-       Una amplia iconografía como modelos de vida y piedad.

En concreto, para ello seria necesario alguna estructura amplia – como algún gran convento nuestro o exconvento de nuestras hermanas clarisas – con espaciosos locales donde crear, realizar, exponer y almacenar buena parte de la obra artística pasada y presente. No demasiado alejado de algún centro importante, sea para poder suministrarse lo necesario para el trabajo artístico, como para facilitar el acceso para vehículos de trasporte de mobiliario y demás carga. Que resulte también convenientemente visitable al público y donde los eventos culturales posiblemente realizados – como muestras, exposiciones, instalaciones, Colecciones permanentes – tuvieran más fácilmente repercusión.

Este grupo de artistas estaría igualmente disponible a la Provincia para la creación, ideación, elaboración y realización de distinto material artístico en vista a dar nuevas expresiones a la manifestación del carisma franciscano, desde logos, carteles, creación de una nueva iconografía sanfranciscana, decorados para obras teatrales y musicales, etc… en razón de su genio y capacidad de trabajo.

Conclusión

Al ser diversos los campos de realización y de trabajo artístico y también diversas las necesidades concretas de espacio y tiempo para cubrir sus objetivos, los integrantes concretos de esta Fraternidad deberán acordar juntos,  posteriormente, los modos concretos de la vida fraterna y de la realización de las tareas encomendadas en cada caso por el Definitorio Provincial. Más en concreto, preveemos que alguno, por diversas razones, podría incluso no residir continuamente en dicha Fraternidad, o bien alternar sus actividades artísticas con actividades de otra índole – docencia o capellanías por ejemplo – en modo de resultar también económicamente lo menos gravosos posible a la Provincia, pero también teniendo en cuenta que la puesta en marcha de una actividad de este genero requiere - por fuerza - una fuerte inversión económica y pocos resultados concretos a corto plazo. Al mismo tiempo, desde el área formativa, convendrá ir preparando hermanos concretos, con talento – clérigos o no – que se vayan formando en diversas especialidades artísticas y técnicas (pensamos sobre todo en restauración y conservación), que no son fácilmente dominables, en modo de poder dar continuidad a un proyecto que mira no solo en función de los dones propios de los hermanos, sino a cuidar y aumentar el patrimonio material de la nueva Provincia.

En alabanza de Cristo y de su siervo Francisco.



Fr. Julio Gomez ofm

Convento El Pardo – Madrid

Marzo 2012

martes, 27 de marzo de 2012

Propuesta


Nuestro hermano Máximo Navarro de la Custodia de San Francisco propone....


            En el mes de Octubre 2011, el Consejo Interprovincial de Misiones (CIEM) acordó una aportación al Proyecto Porciúncula, donde se hablaba de Principios Inspiradores, Objetivos, Compromisos y Acciones
        En el apartado 4, ACCIONES, aparecen unas cuantas, entre ellas, esta : “ Tener en Madrid la sede dedicada a la actividad misionera, donde se centralice todo lo que tenga relación con las misiones”.
        Mi propuesta, más en concreto, es que se considere la casa Cristo de la Paz de Madrid como ese posible centro, por las siguientes razones:
        Durante muchos años ya lo ha sido, aunque reducido a la Provincia y Misiones de la Provincia Misionera de San Francisco Solano y a los misioneros de las Provincias de Valencia, Granada y algunos misioneros de la Bética, Aránzazu y Castilla.
        Aquí podría funcionar un Centro de formación laical para las Misiones, organización de cooperantes misioneros, ONG… En una palabra, todo lo que se relacione con los misioneros y los centros misionales.

        Fr. Máximo Navarro

jueves, 22 de marzo de 2012

PRYECTO DE UNA FRATERNIDAD DE INSERCIÓN

Nuestro hermano Fr. Víctor Manuel Alcalde, nos presenta un proyecto de fraterndiad de inserción muy sensible a la realidad que se está viviendo en muchas ciudades de nuestro país. ¡Gracias hermano por tu implicación!


PROYECTO DE FRATERNIDAD DE INSERCIÓN
EN UNA REALIDAD URBANA DE POBLACIÓN
MAYORITARIAMENTE MUSULMANA



Mandato 20. Sin descuidar las actividades de evangelización ordinaria, se le den preferencia a las nuevas iniciativas. Para privilegiar la dimensión misionera y evangelizadora, con una atención particular a los lugares de frontera y con nuevas formas de evangelización itinerante y de Fraternidades “insertas”, el Definitorio general, con la participación de las respectivas Conferencias, promuevan itinerarios formativos típicamente franciscanos para frailes y laicos conjuntamente.

I. Posibilidad y Conveniencia de una Presencia Franciscana Inserta en una Población Mayoritariamente Musulmana en España

 El testimonio de vida o proclamación silenciosa del Reino de Dios es ya un cierto comienzo y el primer modo de evangelización, que puede y debe ser ofrecido por todos los hermanos, tanto clérigos como laicos, predicadores, orantes, o “trabajadores”, jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, de suerte que, al mismo tiempo que viven la vida minorítica, confiesan que son cristianos.
El testimonio de la palabra o proclamación explícita es otro modo de evangelización, y lo efectúan quienes de palabra y por oficio anuncian el nombre y la doctrina, la vida y la Promesa, el Reino y el misterio de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios.” (CC.GG., artículo 89).
Desde los datos que la realidad de nuestro entorno social y eclesial nos ofrece, vemos como muy conveniente la planificación de una Fraternidad de Hermanos Menores inserta en una población mayoritariamente musulmana dentro del territorio de nuestra Provincia. A ello nos anima de forma muy particular:
       + La presencia de hermanos menores entre musulmanes desde los orígenes de nuestra Fraternidad según el espíritu del Capítulo XVI de la Regla no Bulada.
       + La búsqueda de formas de concreción de la Nueva Evangelización que la Iglesia  y la Orden están realizando y a lo que el próximo Sínodo se dedicará.
       + La presencia y el trabajo por el diálogo y el encuentro con el Islam de los Hermanos Menores en la Custodia de Marruecos y en Tierra Santa, el trabajo realizado por las fraternidades de Marsella, Sicilia o Amsterdan, así como también el de otros institutos dentro de la Familia Franciscana, por ejemplo, las Franciscanas Misioneras de María en Marruecos, en la preparación o disuasión del paso a la Península para mujeres del Magreb y en la atención a sus hijos menores.
       + Lo superable de algunas dificultades del diálogo con los musulmanes.
       + Datos sociológicos.
La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por ello, aprecian además el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por tanto, aprecian la vida moral, y honran a Dios sobre todo con la oración, las limosnas y el ayuno.
Si en el transcurso de los siglos surgieron no pocas desavenencias y enemistades entre cristianos y musulmanes, el Sagrado Concilio exhorta a todos a que, olvidando lo pasado, procuren y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y la libertad para todos los hombres”. (Nostra Aetate, 3. Declaración del Concilio Vaticano II sobre la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas).

III.- Propuesta: Barrio de Lavapiés (Madrid). Su Realidad Sociológica

Mandato 13.El Capítulo general le pide al Ministro general con su Definitorio a los Ministros provinciales con sus Definitorios, que promuevan una misión evangelizadora claramente franciscana, subrayando de manera particular que:
• sea sostenida por una fuerte experiencia de Dios;
• se realice en fraternidad y con el testimonio de la vida fraterna;
• tenga el carácter de inter gentes, de itinerancia, de presencia en zonas desconocidas, difíciles, de riesgo y de cercanía a los más pobres, a los que más sufren, a los excluidos;
• se abra a la participación activa de los laicos y de la Familia Franciscana;
• se constituya, en donde sea posible, una Fraternidad que responda a las exigencias de una nueva evangelización, en comunión con la Iglesia local.”

El barrio de Lavapiés (C.P. 28012), ubicado en el Distrito Centro de la ciudad, tiene su origen en un barrio judío. Ocupa una zona muy popular donde encuentran acogida colectivos diversos y asociaciones múltiples. Lavapiés, junto con Tetuán y las cercanías de la mezquita de la M-30, es uno de los barrios con mayor presencia. El barrio de Lavapiés lo conforma una población de 39.985 habitantes, lo que supone el 28,1% de los ciudadanos residentes en el Distrito Centro.
Nuestra presencia entre colectivos de inmigrantes es un requerimiento de la realidad actual europea que se nos dirige desde el Proyecto Europa elaborado por la UFME (Lisboa, 22 de octubre de 2011; ver nº 8 del documento conclusivo) y Lavapiés ofrece el entorno con la población más cosmopolita de Madrid, ya que conviven en él más de 80 nacionalidades y más de la mitad de los habitantes no son de origen español. El porcentaje de extranjeros en la zona duplica al de la Capital (32,53% frente al 16,90%), por lo cual el Ramadán y la celebración del Año Nuevo Chino tienen en Lavapiés tanta resonancia como la Navidad.
De las nacionalidades identificadas, la población de origen ecuatoriano es la más numerosa. El 14% de los ciudadanos son de esta nacionalidad seguidos de los ciudadanos marroquíes, que integran el 7,8% de los ciudadanos extranjeros.
La población musulmana total, que se concentra en apenas un puñado de calles, ronda el 20%, siendo Marruecos y Egipto los países de origen de la mayor parte de un colectivo al que se suman senegaleses, bangladesíes, paquistaníes, argelinos e indios.
El barrio de Lavapiés pertenece a la Vicaría V (sur) de la Archidiócesis de Madrid, y cuenta con seis parroquias en activo y la presencia de comunidades evangélicas y pentecostales.

IV. Perfil del Proyecto de Vida y Misión de la Fraternidad de  Inserción en el Barrio de Lavapiés (Madrid)

i. PROPÓSITO DE ESTE PROYECTO Y FASES EN LAS QUE SE HABRÍA DE DESARROLLAR

“Los hermanos, seguidores de San Francisco, están obligados a llevar una vida radicalmente evangélica, es decir: en espíritu de oración y devoción y en comunión fraterna; a dar testimonio de penitencia y minoridad; y, abrazando en la caridad a todos los hombres, a anunciar el Evangelio al mundo entero, a predicar con las obras la reconciliación, la paz y la justicia y a mostrar un sentido de respeto hacia la creación.” (CC.GG. artículo 1 §2).
La convivencia en el recíproco conocimiento y estima con los vecinos musulmanes será el horizonte próximo que esta Fraternidad perseguirá. Esto supondrá por parte de los hermanos una preparación y una formación permanente a propósito que posibilitará una cierta y, deseablemente, progresiva aceptación por parte de la población musulmana. En esta misma línea, sería necesario desarrollar una acción social en beneficio de dichos vecinos que testimoniara la fraternidad y la minoridad que la Caridad imprime a la acción evangelizadora de los Hermanos Menores. Clases de español para inmigrantes, acciones de Trabajo Social, asesoramiento jurídico, etc., serán formas de hacer fecundo el amor fraterno que hemos de extender hacia nuestros vecinos desde nuestra propia comunión fraterna.
Será deseable que las acciones sociales tengan como beneficiario a cualquier tipo de inmigrante. La experiencia en proyectos “tipo Caritas” muestran cómo esto mejora la convivencia y la socialización de los distintos colectivos desde el conocimiento de la múltiple diversidad del entorno que los acoge a todos.
Una muy interesante línea de trabajo a estudiar sería la colaboración con la comunidad femenina intercongregacional “Inter Lavapiés”, formada por Pepa Torres, Apostólica del Corazón de Jesús, Maite Zabalza, Dominica y Marlén Martínez-Otero, Ursulina.
Estas religiosas están directamente implicadas en acciones sociales como apoyo legal y asesoría u otras más concretas como el Proyecto “Bizcocho anticrisis” que está permitiendo a mujeres en situación laboral y económica precaria alcanzar una cierta autonomía económica para afrontar la crisis. Las religiosas de “Inter Lavapiés” también trabajan en asociaciones vecinales como “La Red Ferrocarril Clandestino”, “Red de apoyo mutuo contra la precariedad y las fronteras”, “La Asociación Sin Papeles” y “Territorio Doméstico”.
En un segundo momento, este Proyecto mira al conocimiento y la difusión del rostro más tolerante y cercano del Islam entre los cristianos que se reúnen en las 38 parroquias del Distrito Centro de Madrid así como en otros foros que se disciernan como adecuados y accesibles incluso, como horizonte remoto, mirando a los mismos musulmanes como receptores de esta difusión como sería el caso de colegios con alumnado musulmán. Esto supondría una importante aportación para la convivencia entre menores de diversos credos así como pondría ante los alumnos seguidores del Islam el rostro más dinámico y espiritual de su fe.

ii. PLANTEAMIENTO DE LA EJECUCIÓN DEL PROYECTO
FASE 0. Durante el tiempo en que se disponga todo lo necesario para el comienzo de la vida de esta Fraternidad y durante los primeros meses de vida en común, los hermanos se dedicarán al conocimiento de la doctrina y la historia del Islam, de sus distintas vertientes –sunitas y chiitas-, del significado y expansión del sufismo y de su contrario radical –el wahabismo- en el Islam, de los lugares comunes con el cristianismo, etc. Igualmente se habrá de realizar un estudio del árabe, al menos proficiente, y suficiente del francés. Con esto se propiciará que los hermanos encuentren en la comunicación doméstica y vecinal un medio de acercamiento y no un obstáculo para la relación.
Durante esta fase, los hermanos se reunirán para el retiro mensual, para redactar el proyecto de vida y misión de su Fraternidad así como para las celebraciones y encuentros que se presenten como propicios para ir tejiendo vínculos de fraterna comunión entre ellos. Si los hermanos lo consideran oportuno, durante esta fase uno de ellos vivirá durante un mes en la Fraternidad de Marsella, donde tratará de conocer todo lo relativo a la vida y el trabajo de aquellos hermanos en un entorno semejante al que mira y se dirige este Proyecto.
FASE 1. Ya en marcha la nueva Fraternidad, los hermanos adaptarán todo lo dispuesto por ellos en su Proyecto de Vida y Misión desde lo que la realidad de la vida y el discernimiento comunitario muestre como necesario. Esta fase comprenderá la convivencia fraterna con los vecinos del Barrio y toda la serie de acciones recogidas en el Proyecto de la Fraternidad, contemplándose en estas páginas sugerencias varias. A considerar por la Fraternidad queda la posibilidad de colaboración con la comunidad intercongregacional “Inter Lavapiés” y con las Franciscanas Misioneras de María, dada su labor en Marruecos con mujeres y menores en tránsito hacia España.
FASE 2. Según el devenir de la vida y los acontecimientos lo vayan permitiendo, los hermanos difundirán su conocimiento y experiencia del Islam y de la convivencia con la población musulmana con la que en todo momento se esforzarán en entablar relaciones amables y fraternas según el espíritu y el ejemplo de San Francisco de Asís, que supo encontrar puentes para el diálogo con aquél a quien la cristiandad del tiempo consideraba un enemigo a derrocar.
Acompañamiento de grupos parroquiales, charlas, retiros, conferencias, mesas redondas con autoridades musulmanas, etc., pueden ser algunos de los medios para hacer realidad lo perseguido desde el inicio como el horizonte remoto de esta Fraternidad.
En todo momento de la preparación y ejecución del proyecto de vida y misión de esta Fraternidad sería muy conveniente establecer vínculos fraternos de colaboración con hermanos de la OFS y simpatizantes de San Francisco versados en derecho, acompañamiento psicológico a menores y labores de Trabajo Social o semejantes, para ofrecer así un mejor servicio presentando el rostro plural de la Familia Franciscana.

iii. NÚMERO DE HERMANOS y VIVIENDA DE LA FRATERNIDAD
Este proyecto de vida franciscana puede ser encarnado por una Fraternidad de tres o  cuatro hermanos. En pos de una vida itinerante, en minoridad y sencillez, y con una fuerte colaboración con otras fraternidades de la Comunidad de Madrid, esta Fraternidad bien podría ser una casa filial dependiente de alguna de aquellas.
Dado que, en la zona donde se concentra la población musulmana en el barrio de Lavapiés las viviendas son de unas dimensiones de no más de 60 m2 de media, se habría de adquirir una vivienda algo mayor de lo común para que cada hermano pudiera disponer de un espacio personal para el descanso y la oración.
En esta línea, la vivienda se adquiriría en régimen de alquiler como signo de pobreza y minoridad así como de itinerancia. Una vivienda en propiedad distanciaría a la Fraternidad de la mayoría de sus vecinos, lo cual dificultaría el objetivo y la misión que persigue el Proyecto.
Queda para una consideración ulterior dar a este Proyecto un carácter interprovincial y/o interfranciscano, al integrarse en la preparación del Proyecto de Vida y Misión y en su puesta en marcha hermanos menores de otras Provincias o hermanos menores conventuales, capuchinos o de la Tercera Orden Regular.

iv. VIDA DE ORACIÓN Y DE PENITENCIA
Se rezarán comunitariamente las horas litúrgicas de Laudes y Vísperas, adaptándose el horario del rezo de la Fraternidad en función de los trabajos de los hermanos con vistas a la salvaguarda de este importante valor.
Se celebrará comunitariamente la Eucaristía dos días a la semana. El Domingo se celebrará la Eucaristía en la Parroquia más cercana, referencia de la Iglesia local para la Fraternidad en la cual los hermanos expresarán su pertenencia a la Iglesia universal y en la cual se prestarán para las formas de colaboración que comunitariamente se disciernan oportunas, por ejemplo, el trabajo pastoral y “de Caritas” con la tan numerosa comunidad ecuatoriana.
Un domingo al mes, los hermanos se desplazarán al templo conventual de la Fraternidad de la cual la suya es filial para compartir con aquellos hermanos la eucaristía, la común vocación y el tiempo que sea posible durante dicha jornada. Se animará a los hermanos a participar en los retiros de zona y en aquellas celebraciones que estrechen los vínculos con los hermanos de otras fraternidades.
Se animará a todos los hermanos a no descuidar la oración personal, el rezo individual del resto de las horas litúrgicas y la celebración diaria de la Eucaristía, así como la celebración mensual de un día de retiro –personal o de zona- y los Ejercicios Espirituales anuales que prescribe nuestra legislación.
El espíritu de penitencia tendrá un lugar central en los capítulos locales en los que se discierna y se evalúe la vida y los trabajos de los hermanos. Esto se habrá de concretar en la actitud de disponibilidad y obediencia de cada uno a acoger lo que Dios muestre a la Fraternidad como más acorde con su Voluntad.
La sobriedad solidaria en el uso y consumo de los bienes será una importante forma de manifestar la identidad creyente y franciscana de los hermanos de esta Fraternidad. Dado el nivel del transporte público de la ciudad de Madrid, el estilo de minoridad y austeridad con el que este Proyecto se pretende y los ingresos de los que la Fraternidad podrá disponer, se habrá de discernir comunitariamente la conveniencia de prescindir de un vehículo particular. A dicho discernimiento comunitario se habrá de someter igualmente la dotación de las diversas dependencias de la vivienda de la Fraternidad.

v. VIDA DE FRATERNIDAD. LA COMUNIÓN FRATERNA
Para cuidar con extrema delicadeza este aspecto de nuestra vida y misión, los hermanos harán todo cuanto esté en su mano por respetar todos los encuentros comunitarios, entregando en ellos lo mejor de sí mismos.
Durante las comidas, en la celebración de la Eucaristía en fraternidad y para la Fraternidad, en los capítulos locales, en los domingos, retiros y celebraciones compartidos con otros hermanos, etc., disfruten los hermanos y procuren hacer disfrutar a los demás del don de la unidad en la comunión fraterna y en las obras de amor y servicialidad que la manifiestan y acrecen.
vi. DISCERNIMIENTO COMUNITARIO Y CAPÍTULO LOCAL
La celebración mensual del Capítulo Local será, antes y más que una forma de programación de las actividades a realizar, el lugar donde los hermanos busquen juntos la voluntad de Dios en el discernimiento y la evaluación de todo cuanto forme parte de la vida de la Fraternidad. La actitud de respeto y obediencia a lo decidido comunitariamente, en humildad y fraterna minoridad, será la clave bajo la cual cada hermano sostendrá la vida y la misión de toda la Fraternidad mientras se realiza en lo más radical y auténtico de nuestra vocación común.
vii. TRABAJO y SOSTENIMIENTO ECONÓMICO DE LOS HERMANOS
La concreción de esta dimensión tan importante del Proyecto dependerá del perfil de los hermanos que apunten a integrarse en esta Fraternidad. La escasa preparación para el trabajo civil y la falta de experiencia laboral de muchos de nosotros son dificultades que sumar a la crisis del mercado laboral y el alto índice de desempleo de Lavapiés. Todo ello dificulta notablemente la concreción de lo relativo a este punto, por lo que aquí apuntaremos tan solo algunas opciones posibles:

è  Trabajo pastoral y/o como profesor en un colegio religioso del Distrito Centro o de otro distrito de la ciudad.

è  Trabajo como vicario parroquial o semejante en una de las parroquias que la nueva entidad regentará en la Comunidad de Madrid. Si la Fraternidad de la que ésta es filial regentara una Parroquia, que uno de los hermanos fuera en ella vicario parroquial estrecharía los lazos entre las comunidades y daría a la filial una patente e interesante      connotación de envío.

è  Retiros y ejercicios espirituales. Peregrinaciones a Tierra Santa.

è  Si alguno de los hermanos se encuentra en edad de jubilación su trabajo sería más flexible y desinteresado, colaborando significativamente al sostenimiento económico de la Fraternidad con  el importe de su pensión.

è  Si se asegura un nivel de ingresos suficiente, al menos uno de los hermanos se introduciría en el mercado laboral por los cauces ordinarios, compartiendo así toda la Fraternidad algo más de las angustias y dificultades de las gentes.

viii. Colaboración con la Iglesia local
“Participen todos los hermanos en la tarea evangelizadora de la Iglesia entera y, a ejemplo de San Francisco, que “había convertido en lengua todo su cuerpo”, estén dispuestos a recibir la inspiración del Señor; y, dondequiera que fueren llamados y enviados, edifiquen de palabra y de obra a todas las gentes con la pureza de su vida entera.” (CC.GG., artículo 83).
Nuestra identidad de menores también nos pone al servicio con los sacerdotes y parroquias de la Iglesia Local. En función del programa de trabajos y compromisos con que la Fraternidad trate de vivir su Proyecto e irradiar su identidad franciscana, los hermanos se prestarán a las actividades en las que puedan ser de utilidad a dichos sacerdotes y a las comunidades de fieles cristianos encomendadas a ellos, muy particularmente en lo relativo a la atención de los inmigrantes católicos. En esta colaboración ha de tener espacio todo lo relativo al objetivo de conocer y dar a conocer el Islam para propiciar una mejor y más fraterna convivencia con sus fieles.

Renovación con fidelidad creativa ¡esto si que abre caminos!

Continuamos ofreciendo otro camino de renovación muy distintos al presentado el otro día y donde Camilo Maccise ahonda en la fidelidad creativa. Quizás, ahora, con esta visión de conjunto, podamos entender mucho mejor la reflexión de este religioso sobre lo que tiene que ser el verdadero camino de renovación.
Renovación con fidelidad creativa

La creatividad en la vida consagrada puede entenderse también de diversas maneras. Hay un estilo tradicional de comprenderla. Parte de una visión estática del mundo y piensa que la única creatividad posible es la que ayuda a conservar las cosas como están. Está presente en el proyecto de vuelta al pasado. Otra perspectiva del cambio es aquella que únicamente busca retoques adaptativos y pragmáticos, forzados por las circunstancias, pero sin una verdadera convicción interna. Finalmente está el estilo revitalizado, que conserva una continuidad con el pasado y, al mismo tiempo, se abre a una discontinuidad; sabe distinguir lo esencial de lo accidental. Acepta con realismo la lentitud y gradualidad de los cambios porque sabe escuchar la voz de Cristo que llama a la conversión, respetando el dinamismo de la persona humana. Ésta le da flexibilidad, movilidad, creatividad que llevan a reasumir con renovada vitalidad los ideales fundacionales en el contacto con las necesidades pastorales y espirituales y las exigencias de la inculturación de los valores evangélicos y de vida religiosa.
Frente a la idea de renovación como restauración de un pasado, tenemos en una buena parte de la vida religiosa la convicción de que ésta se halla en una encrucijada decisiva. La figura histórica que ha asumido hasta ahora está agotada y llega al ocaso. Sus símbolos clásicos: hábito, tradiciones internas, iconografía, explicaciones teológicas son cuestionados. Es necesario acoger o recrear un nuevo modelo, que aún no está disponible, aunque se intuye. Es el Espíritu quien tiene que ayudar a encontrar nueva síntesis entre “mística” y “misión” para integrar las diversas dimensiones que emergen de esta vida: antropológico-religiosa, cristológica, pneumatológica, eclesiológica, escatológica, ecuménica, cultural-histórica.
El carisma de la vida consagrada, como los demás carismas, ha sido suscitado por el Espíritu para servicio de la Iglesia y del mundo. Los Institutos religiosos surgieron como una respuesta histórica, que tiene su fuente en el Espíritu, frente a situaciones de crisis o para salir al encuentro de las necesidades de los seres humanos. De allí que se insertaran admirablemente en las circunstancias de la época y que hablaran un lenguaje vital e inteligible para los contemporáneos. Las Congregaciones religiosas van apareciendo como multiformes intervenciones del Espíritu, en consonancia con los problemas religiosos y sociales que caracterizan la historia de la humanidad en momentos diferentes. Toda la gama de grupos consagrados a Dios es fruto de un carisma que, aunque se concreta en un momento histórico, va más allá de él. Su función de servicio exige que permanezca abierto a las nuevas necesidades, si no quiere agotarse al desaparecer las formas concretas en las que se expresó cuando fue suscitado por el Espíritu. Es necesario distinguir la vocación a la vida consagrada y el estilo de vida en el cual se expresa. Es fundamental no confundir lo esencial con lo que es simplemente un condicionamiento cultural. De otro modo se corre el peligro de ser infieles al carisma por una anquilosada fidelidad a sus concreciones pasadas.
Los condicionamientos sociales y eclesiales de la época de la fundación de los Institutos religiosos explican muchos aspectos de su espiritualidad y doctrina; de su apostolado y de la organización primigenia. No son, en manera alguna, algo perfecto e inmutable. Releer el carisma inicial es, por tanto, la única forma de conservarlo y de mantener la auténtica fidelidad al mismo. Así es como hay que entender la refundación con su exigencia de creatividad, orientada a favorecer las tres dimensiones del Espíritu: comunión, libertad-amor y profecía. En la fundación de los Institutos religiosos aparece claramente la creatividad. Los fundadores y las fundadoras de las Congregaciones de vida consagrada fueron auténticos profetas que, fieles al Espíritu, abrieron caminos nuevos y, por esa creatividad, sufrieron las tensiones de la incomprensión y de la persecución. Resulta curioso que muchos quieran ahora convertirlos en baluartes de un inmovilismo, cuando son el prototipo de los pioneros de los caminos del Espíritu.
La reapropiación del carisma fundante requiere una memoria del pasado como fuerza viva que puede expresarse de manera nueva. Es una memoria del evangelio y de los orígenes del Instituto. Junto con la memoria se necesita una visión de futuro, a partir de las nuevas circunstancias. Así se hace posible vivir los valores fundamentales del carisma en forma significativa e inteligible. Cada congregación tiene su modo especial de vivir los valores de la vida consagrada.
La vida consagrada subraya algunos valores arquetípicos: la relación con lo sagrado y con el mundo desde una perspectiva de frontera o liminalidad; la relación con todos los seres humanos, expresada en la castidad consagrada; la apertura a la colaboración en el diálogo y la escucha de la voz de Dios, de los demás y de las circunstancias, en la obediencia y, finalmente, la relación con los bienes en forma responsable y participativa, en la pobreza. Cada Instituto de vida consagrada, por su parte, pone el acento en otros aspectos de la vida cristiana. El seguimiento de Jesús es la esencia de toda vida cristiana. Resume el caminar del creyente en su búsqueda incesante de Dios. La vida religiosa es un modo particular de seguir a Jesús y de vivir las exigencias que trae consigo para todos. El seguimiento es una respuesta libre a una llamada gratuita. Jesús es quien toma la iniciativa. Él sale al encuentro. El ser humano, más que buscar a Dios, es buscado por Él. Y esto es algo que se renueva constantemente. Por ello hay que estar a la escucha de la Palabra, para ponerla por obra (Lc 8,21).
Esta gradualidad en el seguimiento de Jesús es una de las bases para la creatividad en la respuesta a las interpelaciones de Dios a los individuos y a las comunidades en un mundo de cambios rápidos y profundos. El seguimiento va madurando lentamente en los altibajos de la colaboración humana. En la fe y en el amor confiado, que purifica, la vida consagrada se va renovando o refundando. El seguimiento de Jesús conduce al compromiso con el propio carisma para hacer presente a Cristo-camino en la historia de la humanidad.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Esto no es lo que buscamos con la unificación y revitalización


Por si nos perdemos en esta nueva aventura, el carmelita descalzao Camilo Macisse, toda una autoridad en este tema, nos dice con mucha claridad lo que NO  es  ni tiene que ser un proceso de unificación y retivalización.  Espero vuestras respuestas!!!!

Renovación como vuelta al pasado

La impresión de vivir en una especie de “caos” por la pérdida de las certezas del pasado: unidad como uniformidad, separación del mundo, estructuras firmes y estables, normativa detallada, signos externos, obras tradicionales, ha hecho que ciertos grupos consideren que el camino de la renovación consiste en recuperar esas seguridades y volver a los moldes tradicionales. El fuerte apoyo que estos grupos tienen de parte del aspecto institucional de la Iglesia, unido al espejismo de vocaciones más abundantes, hacen que muchos que vivieron la convicción de la necesidad de nuevos estilos y formas de vida religiosa, más actuales e inculturados en el mundo de hoy, quieran dar marcha atrás a pesar de que sea ir en sentido contrario al de la historia y a las oportunidades que el cambio de época presenta para una revitalización de la vida religiosa.
En diversas circunstancias y en foros diferentes, miembros de la jerarquía eclesiástica impulsan esa renovación entendida como vuelta al pasado. Con facilidad, cuestionan y hasta atacan a los colectivos de vida religiosa que busca nuevos caminos. Se les acusa de secularización, de pérdida de valores espirituales, de magisterio paralelo, de pastoral paralela, de romper la comunión eclesial. Atribuyen a eso la falta de vocaciones y proponen como ideales de vida religiosa congregaciones ancladas en el pasado, a pesar de los escándalos y situaciones embarazosas que salen a flote con frecuencia al interior de las mismas. Por otro lado, detrás de ciertas investigaciones oficiales sobre la vida de institutos religiosos, especialmente femeninos, late el modelo clásico de vida religiosa en el que no encajan los nuevos caminos que, no sin tensiones, dificultades y hasta equivocaciones, se han ido abriendo paso en una perspectiva de búsqueda sincera. Se pretende “remonastizar” con esquemas medievales a congregaciones religiosas apostólicas, y eso mientras las Órdenes monásticas reflexionan sobre su renovación con fidelidad creativa.
Un recorrido sobre las preguntas que deben responder las religiosas norteamericanas que están bajo una visita apostólica permite descubrir una seria y auténtica preocupación de las autoridades eclesiásticas y su deseo de animar el ingreso de nuevas vocaciones y asegurar un futuro mejor para las religiosas. Sin embargo, las cuestiones tienen claramente como trasfondo el modelo clásico de vida religiosa que sirve como paradigma para juzgar si se va o no por buen camino. En la segunda parte del cuestionario, que fue enviado a las superioras mayores, hay 60 preguntas con relación a las vocaciones, la vida espiritual y litúrgica, el gobierno, las finanzas, el modo de vestir. Preocupa el hecho de que las religiosas se hayan abierto a nuevos campos de presencia y acción: atención pastoral, a cárceles y hospitales, servicios jurídicos a pobres y emigrantes, compromisos en ONGs y en movimientos de Justicia y Paz, liderazgo en la promoción y defensa de las mujeres, orientación espiritual, predicación de ejercicios espirituales, reflexión y enseñanza teológicas, ayuda a las víctimas de Aids, a drogadictos, mujeres de la calle, personas marginadas y “desechables”. Esto ha venido a romper ciertos esquemas organizativos de tipo monástico que no son compatibles con esos compromisos y que cambian el estilo de vida consagrada, personal y comunitaria, pero que no olvidan la necesidad de un compromiso serio personal y comunitario con la vida de oración y seguimiento de Jesús.
Detrás de este modo de concebir la renovación está el hecho de no aceptar en el fondo las directrices del Vaticano II, mientras se habla de él en forma elogiosa. Las palabras de Perfectae caritatis: “la adecuada renovación de la vida religiosa comprende, al mismo tiempo, un retorno incesante a las fuentes de la vida cristiana y a la inspiración originaria de los institutos y una adaptación de éstos, a las condiciones de los tiempos, que han cambiado”, se han querido interpretar como un regreso al pasado hasta en sus formas y estructuras culturales un poco maquilladas, calificando la auténtica renovación, que conserva lo esencial y cambia en lo secundario, como fruto de una hermenéutica de ruptura y discontinuidad.

Fraternidad contemplativa

Ha llegado a mis manos un boceto de lo que quiere ser una nueva fraternidad contemplativa. ¡Que alegría ver a hermanos que se sejan interpelar por los signos de los tiempos y con inquietud  y disponibilidad ponen su vida al servicio de nuevos proyectos!. Gracias hermano Emilio y tantos otros que en su corazón viven con ilusión el hoy que nos ha tocado vivir. A continuación dejo el texto completo:
BOCETO DE PROYECTO PARA UNA FRATERNIDAD CONTEMPLATIVA
EN EL TERRITORIO DE LA NUEVA PROVINCIA OFM

  §1 Todos y cada uno de los hermanos deben procurar con sumo cariño encontrar eremitorios, lugares de retiro o de soledad, como testimonio de la vida contemplativa vigente en nuestra Orden.
  §2 Los Ministros concedan obediencia con la bendición del Señor a los hermanos que, sintiéndose llamados a vivir por más o menos tiempo esta vida, razonablemente lo soliciten.
  §3 La vida de los hermanos en estos lugares podrá regirse bien sea por aquella sencilla Regla que para los eremitorios compuso el mismo Seráfico Padre. Acomodándola a las peculiares condiciones, o bien por normas dictadas conforme a los Estatutos.
CC.GG. 31
  §1 Pongan empeño los Ministros en que en el territorio de sus propias Provincias o en el de las Conferencias de Ministros provinciales se erija al menos un eremitorio o casa de oración.
  §2 Los hermanos que morar en estos lugares procuren acoger de buen grado, sin detrimento de su propio recogimiento, a los grupos de fieles para iniciarlos en la oración franciscana.
EE.GG. 15
En el contexto del Proceso de Revitalización y Reestructuración en el que está inmersa la Orden de los Hermanos Menores en España y Portugal, del que surgirá en 2015 una nueva Provincia que acoja a las de Bética, Cartagena, Cataluña, Castilla, Granada, Valencia, y la Custodia de San Francisco Solano, este proyecto de fraternidad contemplativa (eremitorio) surge como respuesta a lo que solicita nuestra legislación en las CC.GG y en los EE.GG., que no es sino un modo de concretar jurídicamente una de las Prioridades que la Orden reconoce como constitutiva de los fundamentos de nuestra espiritualidad[1].
I.             NO APAGAR EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Siguiendo las huellas de San Francisco. “hecho todo él no ya sólo orante sino oración”, los hermanos, removido todo impedimento y pospuesta toda preocupación e inquietud, sirvan, amen, honren y adoren al Señor Dios con corazón limpio y mente pura, “porque conviene orar siempre y no desanimarse”, pues “tales son los adoradores que el Padre busca”.
CC.GG. 20 §2
1.- Liturgia de las Horas.
Se celebrarán comunitariamente todas las Horas (sólo una Hora Intermedia), como expresión de la consagración a Dios del tiempo en alabanza, reconocimiento e intercesión (cf.  2R 3; REr; CC.GG 23 §1).
2.- Oración personal.

Se dedicarán, al menos, dos horas diarias a la oración personal, para profundizar en la Palabra de Dios y en la presencia eucarística del Señor (cf. Adm 1; CtaO 12-13; CC.GG. 21. 22. 24). La oración personal no estará unida a un lugar concreto, cada hermano la realizará en el lugar que considere más oportuno. En el tiempo de la oración personal vespertina de jueves y domingos se tendrá un tiempo de adoración al Santísimo Sacramento.
3.- celebración de la Eucaristía.
Como verdadero centro de la comunión fraterna, se celebrará cotidianamente en fraternidad el sacramento del Eucaristía (cf. CtaO 30-33; CC.GG 21 §2). La celebración eucarística irá unida al rezo de la Hora litúrgica correspondiente al momento de la jornada en que se desarrolle.
4.- Lectura orante de la Palabra de Dios.
Entroncando con la Tradición de la Iglesia y con la de nuestra Orden, que en los últimos años nos invita especialmente a ello (cf. la Carta del Ministro general Fr. José R. Carballo, Mendicantes de sentido, de la mano de la Palabra, Roma 2008) y el subsidio La lectura orante de la Palabra en la vida franciscana), en la Fraternidad se realizará semanalmente en común la lectio divina o lectura orante de la Palabra de Dios, reconociendo esta forma de oración personal y comunitaria como un medio especialmente adecuado para favorecer y acrecentar la dimensión contemplativa de nuestra vida.
5.- Retiro espiritual.
Un día al mes se dedicará comunitariamente al retiro espiritual, vivido como tiempo de desierto en el que profundizar, en soledad y silencio, la vivencia contemplativa de escucha, alabanza y adoración que se celebra cotidianamente en la Fraternidad. Comenzará después de la oración litúrgica de la mañana y concluirá después de la oración vespertina. Sólo la cena se realizará en común.
6.- Penitencia y reconciliación.
Dentro del estilo de minoridad y sencillez, característico de la vida franciscana, se vivirá en la Fraternidad una práctica penitencial que sea a la vez estímulo y expresión de la conversión al Señor. Los hermanos se esforzarán por vivir hacia dentro de la Fraternidad y compartir fuera de la misma el ministerio de la paz, la misericordia y la reconciliación (cf. Test 1; 1Cel 42, 103; CC.GG. 32-34).
Los viernes del tiempo cuaresmal se observará el ayuno, haciendo una sola comida –a mediodía- en silencio. Se verá el modo de dedicar una cantidad significativa de los ingresos de la Fraternidad para ayudar a los necesitados.
7.- Silencio.
Durante todo el día, excepto en las comidas y un tiempo oportuno de sobremesa, se observará un clima de silencio (en las palabras, en los ruidos innecesarios, en el modo de moverse y trabajar…), que favorezca un ambiente de continua escucha del Señor y contribuya a dar profundidad y a enmarcar  los momentos de oración personal y comunitaria (REr 3).
8.- Lectura franciscana.
Diariamente (antes de Completas o en otro momento oportuno) se tendrá un lectura de las Fuentes Franciscanas, privilegiando los Escritos de San Francisco y santa Clara.
II.           TODOS VOSOTROS SOIS HERMANOS
Como hijos del Padre celestial y hermanos de Jesucristo en el Espíritu Santo, los hermanos, siguiendo la forma evangélica revelada por el Señor a S. Francisco, viven vida fraterna en común y se aman y cuidan recíprocamente con mayor diligencia que una madre ama y cuida a su hijo carnal.
CC.GG. 38
Dondequiera que estén y se encuentren unos con otros los Hermanos, condúzcanse con familiaridad entre sí. Y exponga confiadamente el uno al otro su necesidad, porque si la madre nutre y quiere a su hijo carnal, ¿cuánto más amorosamente debe cada uno querer y nutrir a hermano espiritual?
2R 6, 7-8
1.- La comunión fraterna
La comunión fraterna es un núcleo fundamental e irrenunciable de nuestra forma de vida evangélica, y es un medio particularmente apto para testimoniar el carisma franciscano en un eremitorio. La vida fraterna en comunidad es lugar privilegiado de encuentro con Dios, familiaridad amistosa y mutua caridad entre los Hermanos (cf. CC.GG. 38-42).
2.- Capítulo local.
Para animar, revisar y progresar en la vida fraterna en comunidad según la describen las CC.GG. 38-54, los Hermanos se reunirán mensualmente para celebrar el Capítulo local, medio éste muy apropiado para favorecer la renovación y caminar en espíritu de formación permanente.
3.- Fe y vida compartida
Es aspiración de los Hermanos de la fraternidad vivir unas relaciones interpersonales basadas en la sencillez de trato, en la confianza y en la transparencia mutuas como expresión de la “máxima familiaridad de espíritu” a la que nos invitan tanto san Francisco (cf. 2R 10,5) como las Constituciones Generales (cf. CC.GG. 39). Para ello se buscará efectivamente evitar todo tipo de recelo, prejuicios, acepción de personas, envidias y sospechas entre los Hermanos, procurando alegrarse en todo momento y de forma sincera por “los felices resultados del trabajo de los demás” (CC.GG. 42 §2).
En la vida de la Fraternidad se dará especial importancia a todo aquello que favorezca compartir la fe poniendo en común el principal bien que ha convocado a los Hermanos: Dios, viviendo en comunión agradecida cuanto el Señor dice y hace en ellos (cf. Adm 2. 8. 20). Para esto se buscará poner en común la vivencia personal de la fe, la profundización en la Palabra de Dios y la preparación comunitaria de la liturgia dominical.

4.- Corresponsabilidad doméstica
Todos los trabajos domésticos: cocina, lavandería, limpieza de la casa y de su entorno, hospedería, compra, jardín… serán realizados solidariamente por los Hermanos de la Fraternidad (cf. CC.GG. 80 §1).
5.- Hospitalidad y acogida
Se cuidará la acogida y hospitalidad franciscanas de cuantos se acerquen a la Fraternidad tanto de visita como con intención de compartir unos días la vida de los Hermanos (cf. CC.GG. 51-52).
La Fraternidad estará abierta para acoger a cuantos deseen pasar un tiempo de retiro; el Proyecto de vida de la Fraternidad fijará las modalidades concretas de esta acogida de modo que su estancia entre los Hermanos y el acompañamiento fraterno que se les dispense no vaya en detrimento del ritmo de vida contemplativo-franciscana que es la razón de ser de esta Fraternidad.
III.         TENER EL ESPÍRITU DEL SEÑOR Y SU SANTA OPERACIÓN 
La formación permanente ha de fundamentarse en la espiritualidad franciscana, ha de tener siempre en cuanta la dimensión integral del hermano menor y ha de ser apta para promover su desarrollo personal, espiritual, doctrinal, profesional y ministerial.
CC.GG. 136
Aquellos hermanos a los que el Seños ha dado la gracia de trabajar, trabajen fiel y devotamente, de modo que, desechando  “la ociosidad enemiga del alma”, no apaguen el espíritu de la santa oración y devoción, al que las demás cosas temporales deben servir
2R 5.1-2
1.- Formación Permanente
Toda la vida de los Hermanos Menores ha de ser comprendida en clave de formación permanente; supuesto esto, hay algunas mediaciones que destacamos a continuación.
Además del estudio personal, los Hermanos seguirán el Plan de Formación Permanente propuesto por el Gobierno de la Provincia a través del correspondiente Equipo; a ello se dedicará una tarde al mes; otra tarde estará dedicada a la reflexión y profundización en común de las  Fuentes Franciscanas, las Constituciones generales, documentos del Magisterio de la Iglesia o de la Orden…
Previo un discernimiento en cada caso, se favorecerá la participación de los hermanos en cursos sobre teología, liturgia, espiritualidad, vida religiosa…
2.- Libros y revistas
La Fraternidad contará con una biblioteca común adecuada a las necesidades de los Hermanos, que se actualizará con obras de consulta, de interés general y de utilidad para los fines de esta Fraternidad. Se cuidará la suscripción revistas de información y formación teológica, litúrgica, espiritual, franciscana…
3.- Medios de comunicación social
Habrá discreción en el uso de los medios de comunicación social (cf. CC.GG. 28 §2). Como signo de la dimensión contemplativa de la vocación franciscana, que esta Fraternidad intenta vivir y resaltar, se excluye el uso de la televisión.
IV.          PARA ESTO OS ENVIÓ DIOS AL MUNDO ENTERO
Dondequiera que se hallen los hermanos y cualquiera que sea la actividad que realicen, dedíquense a la tarea de la evangelización: bien sea en la vida contemplativa y penitente, y por los diversos trabajos realizados al servicio de la misma; bien sea en la sociedad humana…, anunciando el advenimiento del reino de Dios con el testimonio de la simple presencia franciscana.
CC.GG. 84
Para esto os ha enviado dios al mundo entero. Para que de palabra y de obra deis testimonio de su voz y hagáis saber a todos que no hay otro omnipotente sino Él.
2R 5.1-2
Una fraternidad franciscana en la que se prima la dimensión contemplativa de nuestra vocación es un modo eficaz de evangelización, una manera de vivir la misión de anunciar la Buena Noticia confiada a la Orden, que entronca con lo más genuino de nuestra tradición. Atendiendo a esta perspectiva, la sola presencia de una Fraternidad contemplativa comporta ya una dedicación a la evangelización (cf. CC.GG. 84. 91)
1.- Ministerio de la Palabra
El ministerio de la Palabra será un cauce explícito de evangelización para los Hermanos de esta Fraternidad: retiros y ejercicios espirituales, predicación popular…
2.- Los frutos del estudio
Esta forma de vivir el carisma franciscano favorece que los Hermanos puedan dedicar un tiempo consistente al estudio, que podrá ser cultivado también con vistas a publicación de libros o artículos, cursillos, docencia en cursos de formación permanente o en otros foros (pero no de forma constante, al estilo de profesores en Centros de enseñanza).
Los campos en que verter el fruto del estudio personal han de estar en sintonía con el carácter contemplativo de esta Fraternidad: espiritualidad, liturgia, vida religiosa, franciscanismo, biblia…
3.- Acompañamiento espiritual
Entroncando con la tradición de la Orden, los Hermanos de esta Fraternidad se dedicarán de buen grado al ministerio del acompañamiento espiritual de laicos (especialmente jóvenes), sacerdotes, religiosos y religiosas, considerándolo una prioridad en el proyecto comunitario de vida y misión.
4.-  Colaboración con la Iglesia local
Guardando fielmente el proyecto de vida franciscana contemplativa, propio de esta Fraternidad, los Hermanos estarán dispuestos a colaborar ocasionalmente con la Iglesia local, especialmente en el área sacramental y formativo-catequética con jóvenes y adultos.
 
5.-  Otros trabajos
Dentro del proyecto de vida de esta Fraternidad tienen cabida trabajos de carácter artístico y otros no vinculados directamente con el ministerio sacerdotal o el estudio de las ciencias sagradas. Estos trabajos se desarrollarán preferiblemente dentro del recinto donde moran los Hermanos.
6.- Discernimiento de actividades
En la tradición franciscana, el eremitorio no tiene las características propias de la vida monástica, pero sí posee un marcado talante contemplativo; para garantizarlo, el proyecto comunitario de vida y misión deberá concretar los medios que permitan salvaguardar a los Hermanos de dispersiones inútiles, que vayan en detrimento del “espíritu de oración y devoción, como se contiene en la Regla” (CtaAnt 2; cf. 2R 5).
Será competencia del Capítulo local precisar la modalidad y frecuencia de los trabajos y salidas de los Hermanos, así como la acogida de personas individuales y grupos dentro de la Fraternidad o en la zona de acogida, si la hubiere; de este modo se garantizarán unos niveles suficientes de estabilidad y de calidad en las relaciones fraternas.
Presuponiendo que esta Fraternidad esté formada por al menos cuatro hermanos, se procurará que en todo momento permanezcan en la misma tres y, excepcionalmente, un mínimo de dos.
Fr. Emilio Rocha Grande ofm
Provincia Franciscana de Castilla


[1] Cf. EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN, TEMAS PARA PROFUNDIZAR Y REFLEXIONAR, Secretariado general  OFM para la Formación y los Estudios, Roma 1996, 101-106.