Valoración y conclusiones
Resultados
de la valoración personal hecha por cada hermano que asistió al encuentro de
Guardianes
La valoración que han hecho los hermanos, en general, ha sido muy positiva.
De los 63 hermanos que asistieron, 50 respondieron por escrito sobre los distintos
aspecto del encuentro atendiendo al baremo propuesto del 1 al 5 (1 muy mal y 5
muy bien). En la casilla no numerada se recoge los votos en blancos. Lo más
valorado por todos ha sido el ambiente general que se ha creado entre los
hermanos, seguido del trabajo realizado por el grupo organizador, el grado de
participación, la distribución de los tiempos, el trabajo en los grupos, la
acogida y el material entregado. Aunque el resto de aspectos también han sido
valorados positivamente, hay mayor variedad de opinión en cuanto a los temas tratados. La valoración sobre las
instalaciones, comidas e incluso la liturgia han recibido algunos votos en
blanco.
ACOGIDA y MATERIAL ENTREGADO:
AMBIENTE
GENERAL DEL ENCUENTRO:
INSTALACIONES
COMIDAS
LITURGIA
REFLEXIÓN SOBRE LA
REESTRUCTURACIÓN
TALLER 1: “Otro tipo de animación y liderazgo”
TALLER 2: “Otra relevancia comunitaria”
TALLER 3: “Crecer como hermanos en misión”
TRABAJO EN GRUPO
METODOLOGÍA DEL ENCUENTRO
DISTRIBUCION DE LOS
TIEMPOS
GRADO DE PARTICIPACIÓN
GRUPO ORGANIZADOR
INFORMACIÓN RECIBIDA
15 hermanos, además de rellenar estas casillas, dejaron por escrito, algunas
apreciaciones. Todos, excepto dos, reconocen que se fueron mejor que vinieron y
que el encuentro cubrió con creces las expectativas. Ocho hermanos apuntan que
los temas y la metodología con la que se trataron no fue la más adecuada. Alguno
también echó en falta rezar por la vocaciones y un poco escasa la comida, sobre
todo en el desayuno.
En general, reconocen que se ha dado un paso importante en el proceso con
este encuentro, y animan a seguir trabajando con gozo e ilusión. Se valora y se
agradece el trabajo realizado por el Equipo de Formación Permanente y por el
Secretario de los Ministros provinciales.
Conclusiones
de la Asamblea
Primer
taller: Desde nuestra identidad de hermanos menores y
asumiendo corresponsablemente el proceso en el que nos encontramos, los
Guardianes y los todos los reunidos: proponemos:
1.
Que los hermanos
vivamos en las fraternidades en permanente proceso de conversión
esperanzada, con la ayuda de la oración, sigamos colaborando lealmente, con
obediencia caritativa, a hacer posible desde la creatividad y la
desapropiación, animándonos mutuamente en el reto de la unión.
2.
Los Guardianes,
por su parte, en una actitud de escucha auténtica y de diálogo, ejerzan
su acompañamiento fraterno y material con todos los hermanos, y con mayor
ternura hacia aquellos que experimentan cualquier tipo de dificultad.
Segundo
taller: Se centra más en la vida fraterna como una de
las prioridades esenciales de nuestro carisma. Desde la certeza de que Dios es
el tesoro escondido que todos hemos encontrado, queremos seguir viviendo
nuestra vocación compartiendo nuestra experiencia de fe, por ello proponemos:
1.
Para mejor nutrir
y amar a los hermanos, procuren los Guardianes aceptar y valorar a cada
hermano, acogiendo a todos y prestando especial atención a los más débiles; a
ello contribuirá en gran medida la comunicación fluida y el acompañamiento
cercano.
2. La fraternidad, al elaborar su proyecto comunitario, discierna
convenientemente los medios que favorezcan la calidad de vida fraterna y
evalúelos en los tiempos oportunos, desde las mediaciones y orientaciones que
propone el Ministro General a las Entidades OFM en proceso de unión en
España.
3. Por su parte, cada miembro de la fraternidad, reconociendo al otro como don
del Señor, promueva relaciones familiares y cálidas, y déjese acompañar con
sentido de responsabilidad.
Tercer
taller: Se orienta más a la misión y a la evangelización.
Desde la experiencia gozosa del Evangelio vivido en fraternidad,
proponemos:
1.
Revisar nuestras
estructuras de evangelización desde la alegría, la humildad, la gratuidad,
posicionamientos entre los últimos, evitando el clericalismo, los personalismos,
y con sentido evangélico y eclesial.
2. Anunciándonos el Evangelio unos a otros, es como nuestra fraternidad en
misión se convierte en evangelizadora al estilo de San Francisco de Asís,
saliendo a las periferias actuales al encuentro de nuestros hermanos los
hombres con sus pobrezas, heridas y desde el testimonio creyente del
Evangelio.
3.
En esta tarea la
misión compartida con los laicos es vocación común, en donde nos
aportan la frescura de su fe y el testimonio de su vida en el mundo.