miércoles, 28 de noviembre de 2012

Proyecto Provincial "Fraternidad Global"


 
 Desde que la crisis comenzó a golpear más fuerte en nuestro entorno comenzamos a buscar y a promover la búsqueda de alguna acción o proyecto que paliara el sufrimiento y la desestructuración de tantas familias acosadas por las deudas y los desahucios. El hecho de que los menores a cargo de estas familias fueran los que más sufrieran por la penuria de la economía familiar y por los recortes gubernamentales en el área de educación nos dio una idea para esbozar alguna propuesta.
En el mes de mayo, el Consejo de Evangelización presentó al Definitorio Provincial el proyecto "Fraternidad Global", el cual fue aprobado como proyecto provincial y dotado, algún tiempo más tarde, de los fondos económicos necesarios para que pasara de ser simple literatura a un programa concreto de acción social y evangelización.
Este proyecto trata de introducirse en las estructuras con que ya contamos (caritas parroquiales, asociaciones franciscanas,…) para potenciar su acción con nuevos bríos, con nuevos fondos, con nuevos métodos y un enfoque de acción social que mire no sólo a la integridad de cada persona a la que socorrer sino a la integridad de su núcleo familiar.
La mejora de la labor de acogida de quienes piden ayuda, las visitas a domicilio como un acto de fraternidad, la mayor coordinación con entidades públicas y privadas, el uso de un contrato legal de microcrédito a interés “0” o la concesión de simples donativos -según los casos- para asegurar un entorno doméstico y académico adecuado para los menores, el acompañamiento de jóvenes y de adultos para una búsqueda activa de empleo y de recursos… son algunas de las acciones con las que tratamos de dar una respuesta adecuada y franciscana a la angustia de tantos de nuestros semejantes.
     Como segunda fase del Proyecto, se van sentando las bases para la constitución de estructuras de apoyo escolar en nuestras casas y parroquias, mirando a llenar con nuestra iniciativa los agujeros que los recortes presupuestarios estatales provocan y que dejan al borde del abismo del fracaso escolar a cuantos alumnos experimentan deficiencias o dificultades especiales para su desarrollo intelectual y humano.
La primera acción a este respecto, ya  en curso, es un taller de informática para jóvenes y adultos sin empleo sin una preparación específica ni recursos materiales. Además de ofrecer una formación práctica que haga posible algún tipo de desarrollo laboral, el taller contará con la colaboración de un educador social que promueva la autoestima, la iniciativa, la motivación así como cuestiones más personales y complejas de las personas que participen en dicho taller.
La carta que, por la Solemnidad de San Francisco, nos envió el Definitorio General a todos los hermanos supuso una confirmación de nuestra intención primera y un empuje para lo que ya estábamos poniendo en pie con la intención de ayudar a enderezarse a quienes cargan con pesos más intolerables por la injusticia radical de nuestro sistema social y económico.
Para los que estamos más directamente implicados en el “Proyecto Provincial Fraternidad Global”, la experiencia de estos meses de trabajo es muy positiva. Junto a los efectos benéficos que las acciones concretas desencadenan en la vida de no pocas familias, estamos recibiendo una inestimable colaboración y un alentador reconocimiento por parte de profesionales de instituciones eclesiásticas y civiles que nos ayudan a renovar el entusiasmo y reforzar nuestra labor con la de ellos.
    Fray Víctor Manuel Alcalde Quintas
                                    (Definidor de enlace Área de Evangelizacion)

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Las pateras


Reflexionando en estos días, se me ocurría que nuestras Provincias se parecen a esas frágiles embarcaciones que desde las costas del norte de África pretenden atravesar el Estrecho de Gibraltar. En ellas, visto desde la playa antes de partir, este viaje parece corto y fácil. Quizá por ello carecen de los víveres y agua necesarios. Pero apenas alejadas unos metros de la orilla, ya resulta mucho mas largo y problemático.
En las pateras, viajan gentes muy diversas y con actitudes a veces contrastantes, por mucho que, externamente, todos se parezcan bastante. Unos reman denodadamente, tratando de llegar – lo antes posible - a la tierra firme, una tierra que ojala mane leche y miel. En general, pronto se agotan. Hay otros que, sencillamente, se dejan llevar, confiados en que los más fuertes y capaces piensan ya en su destino. Hay quienes, pensando en  la incertidumbre del futuro que les espera, sobrecargan la nave de sacos de objetos - para ellos  imprescindibles y valiosos - pero que, en esta tesitura, amenazan con hundir la nave entera… Algunos, aterrorizados por la fuerza del viento y el oleaje del mar, se quedan petrificados e inmóviles, o – lo que es peor – se agitan incontroladamente poniendo en peligro la embarcación. Alguno alienta a unos y otros para que tomen los remos y se pongan a bregar, consciente de que, en esta aventura, nos salvamos todos o pereceremos todos. Y no falta aun quien, ignaro de todo cuanto ocurre, duerme beatíficamente en un rincón, como el Señor durante la travesía.
Hermanos, quizá somos también así nosotros asumiendo diversas posiciones respecto a cuanto se nos avecina… Estamos ya en viaje. Las pateras, que salen juntas, tendrán una suerte diversa porque - aunque el viaje es el mismo – tienen diferentes tripulaciones. Animémonos unos a otros en el alcanzar la otra orilla que ya aparece a la vista. Es igualmente difícil para todos. Pero todos soñamos con reencontrarnos de nuevo allí…

Fr. Julio G. Chao ofm
Provincia de Castilla.

revitalizar, revitalizar, revitalizar, revitalizar, revitalizar, revitalizar


 
Presentamos algunas sugerencias que apuntan a la revitalización de nuestra vida, es decir, a la necesidad de un esfuerzo mayor en el camino de fidelidad a la vocación de hermanos menores que un día el Señor nos regaló. No todo son estrellas en esta opción de vida, lo sabemos. A veces, el Seguimiento es traicionado por nuestras propias actitudes aburguesadas y por nuestro descuido humano y espiritual. Conocemos y experimentamos sombras, fracasos, divisiones, silencios, incoherencias, individualismos, amiguismos, mediocridades, inmadurez, resistencias, desunión, incomunicación, infidelidades… que están presentes en nuestra realidad existencial (llevamos tesoros en vasijas de barro, nos recuerda el apóstol Pablo); pero también tenemos, los frailes, de hoy y de ayer, mayores y jóvenes, capacidad de entrega, de adoración, de acogida, de creatividad, de compasión, de solidaridad, de servicio por amor y con amor, caminando siempre hacia una mayor plenitud, y para que todos tengan Vida en Quien es la Vida, el Camino, la Verdad, el Amor, con el empeño de formar una Fraternidad, como quiso Francisco, que anticipe la experiencia del Reino del Señor Jesús.
Acogerse-comunicarse-quererse-perdonarse, “medicinas” para la vida fraterna.

La crisis contemporánea de la vida religiosa (probablemente crisis de fe y de significado), en el contexto de cambio trans-epocal, puede ser una estupenda ocasión para “renacer” en fidelidad y significatividad, al servicio de la Iglesia y de la humanidad.
Volvamos a la dimensión de radicalidad, de exigencia y de coherencia evangélica en la vivencia de los Consejos evangélicos y de la vida fraterna,  acompañadas por las sanas costumbres y tradición de la Orden.
La prioridad de una vida con Dios y en Dios como principio inspirador y absoluto.

Estemos presentes en los ambientes en donde “se juega y decide la vida” de la humanidad, en las fronteras y encrucijadas de la existencia, al servicio de la compasión y de la liberación en fidelidad al Evangelio (mundos de la economía, del arte, de la ciencia, de las comunicaciones, de las migraciones, de las esclavitudes y comercio humanos, etc.)

Empeñarnos por crear una cultura de integración, de tolerancia, de inclusión, de armonización de las diferencias, de respeto de lo diverso.

Los únicos y verdaderos tesoros que podemos poner al servicio de nuestras Iglesias y de la gente entre las que vivimos es nuestra vida en fraternidad y la vivencia de los consejos evangélicos vividos con coherencia y alegría. Esta es nuestra primera forma de compromiso y de testimonio evangélico y humano, y de fidelidad vocacional.

El “virus” más contaminante y mortal en el mundo se llama egoísmo, y el antídoto más eficaz es el amor/perdón. Necesitamos comunidades de perdón y de reconciliación.

No dediquemos excesivas energías, medios y tiempo a problemas “caseros”, internos (papeles, documentos, organización, estructuras, viajes…). Mirarnos menos y abrir más los ojos hacia fuera, para descubrir quién y en dónde nos necesitan. Fraternidades interculturales, multiétnicas e internacionales, como laboratorios de interacción convivial que ayuden luego a trasvasar sus riquezas en los diferentes contextos eclesiales y sociales.

Fraternidades que “digan” y señalen espacios de humanidad y espiritualidad reconciliada, que acompañen y compartan fe, solidaridad y esperanzas.
Fraternidades que enseñen a dialogar sin agredir, a buscar siempre puntos de encuentro con nuestros contemporáneos para comprometerse en valores compartidos, a encontrar lo divino en lo humano de cada día, que enseñen a orar.

Fraternidades que relancen la vivencia gozosa de la vocación de hermanos menores (don del Espíritu para la Comunidad eclesial y humana). Será la mejor “propaganda” de pastoral vocacional…

Fraternidades que no pierdan su “ser sal de la tierra” por querer adaptarse al “pensamiento débil” de nuestras sociedades, con el peligro de no ser ya “voz contracorriente” para alertar de “bajones de humanidad y de espiritualidad” en nuestro entorno.

Fraternidades y personas al servicio de las Iglesias locales, sin vocación de protagonismo de ningún tipo (“ni somos los únicos ni los mejores”), dejando los primeros puestos y el centro a los del lugar, yendo nosotros “ad limina”, a las fronteras culturales y ambientales, porque ésa será nuestra mejor “tarjeta de visita”.

Fraternidades siempre al servicio de la verdad y en la caridad, aunque cueste sinsabores e incomprensión, a veces. Sencillamente, “parresía” evangélica, pues somos, nada más y nada menos, “únicamente siervos inútiles que hemos hecho lo que teníamos que hacer”.

Fraternidades que promuevan la pastoral vocacional “de la atracción”, del testimonio gozoso de vida, de servicio evangélico, de vida fraterna, de espiritualidad y humanidad.

jueves, 15 de noviembre de 2012

en mi debilidad...


 “¿Quién podrá separamos del amor que Dios nos tiene?"
Rom 8,31-39
 
No sabemos dónde nos llevan estos tiempos de incertidumbre para la vi­da religiosa (y para la vida creyente en general) pero sí sabemos cómo y con Quién quisiéramos que nos llevasen: unidos en tomo a Jesús. Cuidándonos y animándonos mutuamente, soportándonos y perdonándonos (y también siendo perdonados que motivos no faltan). Unidos pero no replegados sobre nosotros mismos. Ahora que tenemos menos que perder o defender puede nacer en nosotros otra libertad. Unidos pero en tomo a Jesús y su causa, con la intuición de que es ahora cuando podemos vivir un poco más la minori­dad, es decir esa disponibilidad a no estorbar con nuestros protagonismos en la obra que Dios quiere hacer en nosotros y a través de nosotros en el mundo.
 

lunes, 12 de noviembre de 2012

Aclarando términos...


Por si alguno todavía no tiene claro el significado de los nuevos términos que se usan en este tiempo de revitalización y reestructuración, os presentamos el elenco de términos con su significado que nos ofrece la Orden:
 
a. Reestructuración: diferentes modelos y procesos de reorganización en las Entidades de la Orden.
 
b. Redimensionamiento: reorganización de las actividades, obras y presencias (casas) dentro de una Provincia para hacerlas más adecuadas a las nuevas exigencias y situaciones.
 
c. Interprovincialidad: colaboración entre dos o más Entidades en determinadas actividades de interés común (por ejemplo, las casas de formación inicial, las misiones populares, Fraternidades nuevas para nuevas formación de evangelización, etc.).
 
d. Unión de Entidades: fusión de dos o más Entidades para formar una nueva y única Provincia.
 
e. Reestructuración debida al crecimiento: Entidades que crecen y crean otras Entidades.
 
f. Refundación: se refiere a la urgencia de caminar desde el Evangelio, es decir, poner el Evangelio como fundamento de la propia vida personal, de nuestras Fraternidades y de nuestras estructuras provinciales.
 
g. Revitalización: sinónimo de refundación, es decir, promoción de la calidad de la vida evangélica y del testimonio de los Hermanos y de las fraternidades: indica la finalidad fundamental de todos los procesos de redimensionamiento y reestructuración.
 
Subsidio del Definitorio General
Sobre el redimensionamiento y reestructuracción Pg. 6.


 

jueves, 1 de noviembre de 2012