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eunidos en El Escorial 140 hermanos de las siete Entidades que nos unimos y de las Provincias de Aránzazu, Santiago y Portugal para celebrar el Capítulo de las esteras, expresamos que:
En nuestro proceso de revitalización y reestructuración, enamorados
del Señor, queremos recuperar la intuición evangélica de Francisco de Asís, reinventando
estructuras que nos lleven a anunciar el evangelio desde una sincera y profunda
relación con Dios y con los demás, para sembrar semillas de eternidad en la
historia en que vivimos.
El Señor nos ha llamado a vivir en la Iglesia una vida
bella, serena y hermosa, signo de la transparencia de Dios. Nosotros, Hermanos
Menores, queremos ofrecer esta buena noticia con formas nuevas y significativas,
saliendo al encuentro de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Reconocemos
que aún estamos en discernimiento y que sólo podemos cambiar si tenemos
estabilidad interior.
Somos conscientes de nuestra pobreza y que vivimos el
tiempo del Espíritu. Sabemos que nos encontramos en un momento de gracia; momento
propicio para inventar nuevas estructuras, vivir de modo diferente las
estructuras tradicionales, crear nuevas fraternidades con distintas formas y
finalidades. Es tiempo, sobre todo, para aceptarnos, respetarnos y amarnos en
la diversidad.
En la celebración de la Eucaristía y en nuestra oración
litúrgica de alabanza hemos presentado al Señor nuestras pobrezas y depositado en
él, que hace nuevas todas las cosas, nuestra esperanza.
Los siete años de camino: reuniones, comisiones y
proyectos, nos han llevado a celebrar el Capítulo de las Esteras con el lema Assabiyá,
término de la cultura norteafricana para expresar lo que mantiene unidas a las
comunidades en un destino común. Assabiyá es vitalidad, solidaridad, nervio. En
nuestro lenguaje franciscano: juntos en fraternidad, alegres y apasionados por
Dios, y solidarios con nuestras gentes. Aún
nos queda mucho por recorrer, pero si ya tenemos este espíritu, esta Assabiyá,
el sueño se irá haciendo realidad.
Con nuestro Ministro general reconocemos que nos hace
falta valentía para hacer de nuestras siete Entidades una sola fraternidad, amplia
y diversa, porque nuestra identidad franciscana, o es dinámica y creativa, o
mera repetición. Creemos que hemos de partir de una experiencia personal de
Dios que nos lleve a la misión “inter gentes” y “ad gentes”, desde la
fraternidad y como fraternidad; en colaboración con las Hermanas Pobres y los
laicos. Nuestra fraternidad se mantendrá viva desde la solidaridad, contando
los unos con los otros, trabajando en comunión, soñando juntos, mayores y
jóvenes, para crear nuevos espacios de comunicación.
Con nuestras Hermanas Pobres de santa Clara nos hemos
reencontrado con la ilusión y la
esperanza de nuestra propia vocación. En la celebración del VIII Centenario
hemos sido invitados a vivir con gratuidad el don de nuestra misma forma de
vida evangélica. Orando con ellas nos sentimos llamados a redescubrir la
complementariedad de nuestro carisma y la necesidad de animarnos mutuamente.
La celebración de la Eucaristía presidida por el Ministro
general y la adoración al Cuerpo del Señor han sido motivos para dar gracias a
Dios por el don de nuestra hermana Clara, así como fortalecer la comunión entre
Hermanos Menores y Hermanas Pobres. A ello ha contribuido también la
convivencia fraterna, los momentos lúdicos y la visita al Monasterio de San
Lorenzo de El Escorial.
En nuestro Capítulo de las Esteras se ha hecho patente la
universalidad de la Orden al poder compartir las ilusiones y sueños de los
hermanos de las Provincias del norte de Italia que se encuentran en nuestro
mismo proceso. Ellos nos han sugerido que el camino hacia la nueva Provincia se
construye con la responsabilidad y el empeño de todos, en continua apertura al
otro, en la confianza y en la sincera disponibilidad para implicarnos juntos en
nuestro futuro.
Sugerimos que los hermanos de la Orden Franciscana Seglar
participen en nuevos Capítulos de las Esteras para caminar juntos y seguir
creciendo como familia franciscana.
Por último, damos gracias
por haber renovado nuestra profesión de Hermanos Menores y con María Inmaculada
también agradecemos a Dios el don de la fraternidad, al posibilitarnos el
conocimiento mutuo de los hermanos y por las posibilidades y expectativas que
este Capítulo de las Esteras nos ha abierto a las Entidades en proceso de
unión.
En alabanza de Jesucristo
y de su siervo Francisco. Amén.
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