martes, 24 de abril de 2012

MENSAJE FINAL DEL CAPITULO DE LAS ESTERAS

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eunidos en El Escorial 140 hermanos de las siete Entidades que nos unimos y de las Provincias de Aránzazu, Santiago y Portugal para celebrar el Capítulo de las esteras, expresamos que:
En nuestro proceso de revitalización y reestructuración, enamorados del Señor, queremos recuperar la intuición evangélica de Francisco de Asís, reinventando estructuras que nos lleven a anunciar el evangelio desde una sincera y profunda relación con Dios y con los demás, para sembrar semillas de eternidad en la historia en que vivimos.
El Señor nos ha llamado a vivir en la Iglesia una vida bella, serena y hermosa, signo de la transparencia de Dios. Nosotros, Hermanos Menores, queremos ofrecer esta buena noticia con formas nuevas y significativas, saliendo al encuentro de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Reconocemos que aún estamos en discernimiento y que sólo podemos cambiar si tenemos estabilidad interior.
Somos conscientes de nuestra pobreza y que vivimos el tiempo del Espíritu. Sabemos que nos encontramos en un momento de gracia; momento propicio para inventar nuevas estructuras, vivir de modo diferente las estructuras tradicionales, crear nuevas fraternidades con distintas formas y finalidades. Es tiempo, sobre todo, para aceptarnos, respetarnos y amarnos en la diversidad.
En la celebración de la Eucaristía y en nuestra oración litúrgica de alabanza hemos presentado al Señor nuestras pobrezas y depositado en él, que hace nuevas todas las cosas, nuestra esperanza.  
Los siete años de camino: reuniones, comisiones y proyectos, nos han llevado a celebrar el Capítulo de las Esteras con el lema Assabiyá, término de la cultura norteafricana para expresar lo que mantiene unidas a las comunidades en un destino común. Assabiyá es vitalidad, solidaridad, nervio. En nuestro lenguaje franciscano: juntos en fraternidad, alegres y apasionados por Dios, y solidarios con nuestras gentes. Aún  nos queda mucho por recorrer, pero si ya tenemos este espíritu, esta Assabiyá, el sueño se irá haciendo realidad.
Con nuestro Ministro general reconocemos que nos hace falta valentía para hacer de nuestras siete Entidades una sola fraternidad, amplia y diversa, porque nuestra identidad franciscana, o es dinámica y creativa, o mera repetición. Creemos que hemos de partir de una experiencia personal de Dios que nos lleve a la misión “inter gentes” y “ad gentes”, desde la fraternidad y como fraternidad; en colaboración con las Hermanas Pobres y los laicos. Nuestra fraternidad se mantendrá viva desde la solidaridad, contando los unos con los otros, trabajando en comunión, soñando juntos, mayores y jóvenes, para crear nuevos espacios de comunicación.
Con nuestras Hermanas Pobres de santa Clara nos hemos reencontrado con la ilusión y la  esperanza de nuestra propia vocación. En la celebración del VIII Centenario hemos sido invitados a vivir con gratuidad el don de nuestra misma forma de vida evangélica. Orando con ellas nos sentimos llamados a redescubrir la complementariedad de nuestro carisma y la necesidad de animarnos mutuamente.
La celebración de la Eucaristía presidida por el Ministro general y la adoración al Cuerpo del Señor han sido motivos para dar gracias a Dios por el don de nuestra hermana Clara, así como fortalecer la comunión entre Hermanos Menores y Hermanas Pobres. A ello ha contribuido también la convivencia fraterna, los momentos lúdicos y la visita al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
En nuestro Capítulo de las Esteras se ha hecho patente la universalidad de la Orden al poder compartir las ilusiones y sueños de los hermanos de las Provincias del norte de Italia que se encuentran en nuestro mismo proceso. Ellos nos han sugerido que el camino hacia la nueva Provincia se construye con la responsabilidad y el empeño de todos, en continua apertura al otro, en la confianza y en la sincera disponibilidad para implicarnos juntos en nuestro futuro.
Sugerimos que los hermanos de la Orden Franciscana Seglar participen en nuevos Capítulos de las Esteras para caminar juntos y seguir creciendo como familia franciscana.
            Por último, damos gracias por haber renovado nuestra profesión de Hermanos Menores y con María Inmaculada también agradecemos a Dios el don de la fraternidad, al posibilitarnos el conocimiento mutuo de los hermanos y por las posibilidades y expectativas que este Capítulo de las Esteras nos ha abierto a las Entidades en proceso de unión.
            En alabanza de Jesucristo y de su siervo Francisco. Amén.

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