Un nuevo proyecto de vida
franciscana propuesto por nuestro hermano Julio Chao
Siempre me ha impresionado – sobre todo en misiones – la increíble
capacidad de algunas religiosas para detectar con prontitud problemas concretos
en la sociedad a los que dar respuesta y – una vez acordado con la propia
Institución – saber actuar rápidamente para afrontarlos, reaccionando primero
desde la vida y elaborando después más pormenorizadamente los programas. En
cambio, nosotros los religiosos actuamos en general a la inversa y llegamos, tantas
veces, ya tarde a poner remedio en situaciones que o han dejado de ser una
urgencia o antes otros se han adelantado para resolver con más prontitud el
problema.
Además hay ciertos problemas sociales que tienen su raíz en ámbitos civiles
de nuestro mundo. Pero otros, por desgracia, parecen tener su origen en las
difíciles condiciones que, algunas veces, la misma Iglesia impone a sus fieles
para poder seguir permaneciendo en comunión con ella. Sería bueno que un grupo de cristianos, sintiéndose
solidarios, salieran al encuentro de algunas de estas nuevas situaciones – no
minoritarias, desgraciadamente – y animasen e incluso ayudasen a estos hermanos
nuestros a trasportar sus “pesados fardos”. Este proyecto quiere contribuir –
en lo posible – precisamente a esto…
OBJETIVO
FRATERNIDADES = son grupos
de vida mixtos, entre religiosos y seglares, que viven con los frailes
pero no como frailes. Los hermanos franciscanos serán el fundamento y
sostén humano y cristiano en la vida de estos grupos, ayudando concretamente a
dar forma y tarea a los hermanos – internos o externos – que los constituyan.
RENOVADAS = la “novitas”
estará, ante todo, en dar una segunda oportunidad a personas que, “heridas” en
su primera vocación, quieran permanecer – ante todo - en unión con la Iglesia católica, con la
posibilidad de seguir practicando su fe en la vida sacramental, a la que tienen
derecho por su bautismo, pero que en cambio no quieren o pueden hacer profesión
en la vida religiosa. Se ayudará principalmente a aquellos hermanos que, tras
un fracaso de su vida matrimonial, acepten comprometerse a seguir en
continencia una vida que les mantenga unidos a Cristo, bajo la ayuda y ejemplo
de los consagrados, o a aquellos que, “arrepentidos” de haber dejado un día su
primera llamada a la vida religiosa – y ya que ahora no pueden jurídicamente
volver a ella - a vivir cerca de ella.
DE EMAUS= Como referencia
metodológica o inspiración evangélica, estas fraternidades ayudaran a sus
miembros:
a) “les fue explicando por el camino….”: a una
re-lectura de su propia historia desde el discernimiento evangélico,
haciéndoles ver las claves para descubrir la ternura y el cuidado de Dios Padre
aun en los momentos difíciles de su existencia, en sus fracasos, sus
equivocaciones y proponiéndoles abrazar una forma estable de continencia para
no abandonar definitivamente la
Iglesia católica.
b) “al llegar a la aldea… entró para quedarse con
ellos”. A proveer en muchos casos incluso de alimentación y de techo a quienes,
por ejemplo, a aquellos separados y divorciados que hayan tenido que dejar sus
domicilios a su mujer e hijos, a los que conviene un tiempo de alejamiento
familiar y de reflexión para poder encarar cristianamente su nueva situación. Y
a tantos otros hermanos que, por su itinerario vital, necesiten aquel
samaritano que les salga al encuentro, vende sus heridas y les acoja y acompañe
en un tramo de su difícil andadura…
c) “se les abrieron los ojos y le reconocieron…”: Como
una posibilidad concreta de vivir y celebrar juntos su fe en Jesucristo – en la
oración personal y comunitaria, en el sacramento de la reconciliación y de la
eucaristía - desde un modo de vida (al
menos transitorio) de continencia que les permita, sin apresuramiento, ir
tomando opciones más definitivas acerca de su vida (pero que siempre contemple
el aspecto de la fe y no meramente lo útil o lo afectivo).
METODOLOGIA
1. Estas comunidades de vida – al margen de la actividad concreta que
realice cada uno de sus miembros – proporcionan un sostén afectivo, humano y
espiritual cristiano a aquellas personas que, por diferentes motivos, aun dentro
de su condición secular, deben abrazar un estado – casi forzoso – de
continencia, al menos durante la primera etapa de desorientación y
desvalimiento que puede suponer la ruptura de su estado propio de vida. Por
ello se les invita a frecuentar estas células de vida compartida, a permanecer un
tiempo en ellas e incluso, si lo desean, a hacer una opción definitiva – a
largo plazo – por este estilo de vida para salvaguardar – ante todo - su permanencia
en la comunión con la Iglesia. Otras
personas, sin provenir necesariamente de rupturas matrimoniales, pueden decidir
también compartir este estilo de vida de fraternidad, permaneciendo en ella como
seglares, pero asumiendo el mantener una
forma célibe de existencia.
2. Los hermanos franciscanos que acompañarán cada una de estas
Fraternidades deberán ser elegidos especialmente por una madurez humana,
vocacional y cristiana probadas, así como por su particular capacidad para el
acompañamiento espiritual, la psicología o la resolución de conflictos. Igualmente
deben tener un especial empeño por subrayar – sobre todo testimonialmente - la excelencia de la vida
en castidad que voluntariamente han elegido y ayudar a otros cristianos a
luchar por ella. Trabajaran dentro y, presumiblemente, fuera de la fraternidad,
aportando en lo posible algún tipo de ingresos en ella, para compartirlos entre
todos los miembros estables. Se harán cargo de la selección de las solicitudes
de ingreso en la
Fraternidad y de la conveniencia de la acogida –
eventualmente en algún caso – incluso de los hijos de alguno de sus miembros
residentes, en régimen de visitas o permanente, de acuerdo a la situación de
patria potestad que su situación familiar les marque, y no sintiéndose ajenos a
los problemas conyugales que aún permanezcan. Ideal sería trabajar para que –
tras un efectivo cambio de la persona que ingreso en la Fraternidad , tras un
camino de conversión personal – pudiera restablecerse la vida conyugal perdida…
3. En la voluntad de venir a formar parte de esta
Fraternidad y, dentro de la libertad que les confiere su propia situación
laical, los hermanos seglares procuraran comprometerse a hacer vida comunitaria
y no solamente aprovechar de las ventajas que la fraternidad ofrece,
garantizando un mínimo de estabilidad – personal y económica – y permaneciendo en
ella por un periodo suficientemente amplio, mientras que asumen la necesidad de
emprender serenamente un camino –individual y fraterno, e iluminado desde la fe
– que les vaya ayudando a discernir tanto su nueva situación como las causas que
le han llevado a abocar en ella. Por ello se insistirá convenientemente para
que todos sean siempre respetuosos con la opción de castidad elegida por los
miembros de la fraternidad, al menos durante el periodo de su estancia en ella,
y a preguntarse ante Dios si son capaces de encararla a largo plazo (dado que
la suya no era inicialmente una opción célibe), movidos por el amor a
Jesucristo y ante la posibilidad concreta de verse privados de la comunión con la Iglesia.
Unos y otros, favoreciendo este espacio conjunto de ayuda
para un crecimiento humano y creyente, han de ver en la fraternidad un fin en
sí y no solo un medio terapéutico para
su reinserción posterior en la vida social, aún dejando amplio margen a quienes
– no sintiéndose capaces de asumir por más tiempo los compromisos del proyecto
común - decidan abandonarla. La tarea de ayudar a otros hermanos en la
realización del propio intento, justificará la permanencia de esta Fraternidad
Renovada en marcha.
Fr.
Julio Gomez ofm.
Gilet, diciembre 2011.
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