lunes, 9 de abril de 2012

FRATERNIDADES RENOVADAS DE EMAÚS


Un nuevo proyecto de vida franciscana propuesto por nuestro hermano Julio Chao
 PROEMIO

Siempre me ha impresionado – sobre todo en misiones – la increíble capacidad de algunas religiosas para detectar con prontitud problemas concretos en la sociedad a los que dar respuesta y – una vez acordado con la propia Institución – saber actuar rápidamente para afrontarlos, reaccionando primero desde la vida y elaborando después más pormenorizadamente los programas. En cambio, nosotros los religiosos actuamos en general a la inversa y llegamos, tantas veces, ya tarde a poner remedio en situaciones que o han dejado de ser una urgencia o antes otros se han adelantado para resolver con más prontitud el problema.

Además hay ciertos problemas sociales que tienen su raíz en ámbitos civiles de nuestro mundo. Pero otros, por desgracia, parecen tener su origen en las difíciles condiciones que, algunas veces, la misma Iglesia impone a sus fieles para poder seguir permaneciendo en comunión con ella. Sería  bueno que un grupo de cristianos, sintiéndose solidarios, salieran al encuentro de algunas de estas nuevas situaciones – no minoritarias, desgraciadamente – y animasen e incluso ayudasen a estos hermanos nuestros a trasportar sus “pesados fardos”. Este proyecto quiere contribuir – en lo posible – precisamente a esto…

OBJETIVO

FRATERNIDADES = son grupos de vida mixtos, entre religiosos y seglares, que viven con los frailes pero no como frailes. Los hermanos franciscanos serán el fundamento y sostén humano y cristiano en la vida de estos grupos, ayudando concretamente a dar forma y tarea a los hermanos – internos o externos – que los constituyan.

RENOVADAS = la “novitas” estará, ante todo, en dar una segunda oportunidad a personas que, “heridas” en su primera vocación, quieran permanecer – ante todo - en unión con la Iglesia católica, con la posibilidad de seguir practicando su fe en la vida sacramental, a la que tienen derecho por su bautismo, pero que en cambio no quieren o pueden hacer profesión en la vida religiosa. Se ayudará principalmente a aquellos hermanos que, tras un fracaso de su vida matrimonial, acepten comprometerse a seguir en continencia una vida que les mantenga unidos a Cristo, bajo la ayuda y ejemplo de los consagrados, o a aquellos que, “arrepentidos” de haber dejado un día su primera llamada a la vida religiosa – y ya que ahora no pueden jurídicamente volver a ella - a vivir cerca de ella.

DE EMAUS= Como referencia metodológica o inspiración evangélica, estas fraternidades ayudaran a sus miembros:

a)    “les fue explicando por el camino….”: a una re-lectura de su propia historia desde el discernimiento evangélico, haciéndoles ver las claves para descubrir la ternura y el cuidado de Dios Padre aun en los momentos difíciles de su existencia, en sus fracasos, sus equivocaciones y proponiéndoles abrazar una forma estable de continencia para no abandonar definitivamente la Iglesia católica.

b)    “al llegar a la aldea… entró para quedarse con ellos”. A proveer en muchos casos incluso de alimentación y de techo a quienes, por ejemplo, a aquellos separados y divorciados que hayan tenido que dejar sus domicilios a su mujer e hijos, a los que conviene un tiempo de alejamiento familiar y de reflexión para poder encarar cristianamente su nueva situación. Y a tantos otros hermanos que, por su itinerario vital, necesiten aquel samaritano que les salga al encuentro, vende sus heridas y les acoja y acompañe en un tramo de su difícil andadura…

c)    “se les abrieron los ojos y le reconocieron…”: Como una posibilidad concreta de vivir y celebrar juntos su fe en Jesucristo – en la oración personal y comunitaria, en el sacramento de la reconciliación y de la eucaristía - desde un modo de vida  (al menos transitorio) de continencia que les permita, sin apresuramiento, ir tomando opciones más definitivas acerca de su vida (pero que siempre contemple el aspecto de la fe y no meramente lo útil o lo afectivo).

METODOLOGIA

1. Estas comunidades de vida – al margen de la actividad concreta que realice cada uno de sus miembros – proporcionan un sostén afectivo, humano y espiritual cristiano a aquellas personas que, por diferentes motivos, aun dentro de su condición secular, deben abrazar un estado – casi forzoso – de continencia, al menos durante la primera etapa de desorientación y desvalimiento que puede suponer la ruptura de su estado propio de vida. Por ello se les invita a frecuentar estas células de vida compartida, a permanecer un tiempo en ellas e incluso, si lo desean, a hacer una opción definitiva – a largo plazo – por este estilo de vida para salvaguardar – ante todo - su permanencia en la comunión con la Iglesia. Otras personas, sin provenir necesariamente de rupturas matrimoniales, pueden decidir también compartir este estilo de vida de fraternidad, permaneciendo en ella como seglares, pero asumiendo el  mantener una forma célibe de existencia.

            2. Los hermanos franciscanos que acompañarán cada una de estas Fraternidades deberán ser elegidos especialmente por una madurez humana, vocacional y cristiana probadas, así como por su particular capacidad para el acompañamiento espiritual, la psicología o la resolución de conflictos. Igualmente deben tener un especial empeño por subrayar – sobre todo  testimonialmente - la excelencia de la vida en castidad que voluntariamente han elegido y ayudar a otros cristianos a luchar por ella. Trabajaran dentro y, presumiblemente, fuera de la fraternidad, aportando en lo posible algún tipo de ingresos en ella, para compartirlos entre todos los miembros estables. Se harán cargo de la selección de las solicitudes de ingreso en la Fraternidad y de la conveniencia de la acogida – eventualmente en algún caso – incluso de los hijos de alguno de sus miembros residentes, en régimen de visitas o permanente, de acuerdo a la situación de patria potestad que su situación familiar les marque, y no sintiéndose ajenos a los problemas conyugales que aún permanezcan. Ideal sería trabajar para que – tras un efectivo cambio de la persona que ingreso en la Fraternidad, tras un camino de conversión personal – pudiera restablecerse la vida conyugal perdida…

            3. En la voluntad de venir a formar parte de esta Fraternidad y, dentro de la libertad que les confiere su propia situación laical, los hermanos seglares procuraran comprometerse a hacer vida comunitaria y no solamente aprovechar de las ventajas que la fraternidad ofrece, garantizando un mínimo de estabilidad – personal y económica – y permaneciendo en ella por un periodo suficientemente amplio, mientras que asumen la necesidad de emprender serenamente un camino –individual y fraterno, e iluminado desde la fe – que les vaya ayudando a discernir tanto su nueva situación como las causas que le han llevado a abocar en ella. Por ello se insistirá convenientemente para que todos sean siempre respetuosos con la opción de castidad elegida por los miembros de la fraternidad, al menos durante el periodo de su estancia en ella, y a preguntarse ante Dios si son capaces de encararla a largo plazo (dado que la suya no era inicialmente una opción célibe), movidos por el amor a Jesucristo y ante la posibilidad concreta de verse privados de la comunión con la Iglesia.

            Unos y otros, favoreciendo este espacio conjunto de ayuda para un crecimiento humano y creyente, han de ver en la fraternidad un fin en sí y no solo un medio  terapéutico para su reinserción posterior en la vida social, aún dejando amplio margen a quienes – no sintiéndose capaces de asumir por más tiempo los compromisos del proyecto común - decidan abandonarla. La tarea de ayudar a otros hermanos en la realización del propio intento, justificará la permanencia de esta Fraternidad Renovada en marcha.

                                                                       Fr. Julio Gomez ofm.

Gilet, diciembre 2011.

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