Reflexionando en estos días, se me ocurría que nuestras Provincias se
parecen a esas frágiles embarcaciones que desde las costas del norte de África
pretenden atravesar el Estrecho de Gibraltar. En ellas, visto desde la playa
antes de partir, este viaje parece corto y fácil. Quizá por ello carecen de los
víveres y agua necesarios. Pero apenas alejadas unos metros de la orilla, ya
resulta mucho mas largo y problemático.
En las pateras, viajan gentes muy diversas y con actitudes a veces contrastantes,
por mucho que, externamente, todos se parezcan bastante. Unos reman
denodadamente, tratando de llegar – lo antes posible - a la tierra firme, una
tierra que ojala mane leche y miel. En general, pronto se agotan. Hay otros
que, sencillamente, se dejan llevar, confiados en que los más fuertes y capaces
piensan ya en su destino. Hay quienes, pensando en la incertidumbre del futuro que les espera,
sobrecargan la nave de sacos de objetos - para ellos imprescindibles y valiosos - pero que, en
esta tesitura, amenazan con hundir la nave entera… Algunos, aterrorizados por
la fuerza del viento y el oleaje del mar, se quedan petrificados e inmóviles, o
– lo que es peor – se agitan incontroladamente poniendo en peligro la
embarcación. Alguno alienta a unos y otros para que tomen los remos y se pongan
a bregar, consciente de que, en esta aventura, nos salvamos todos o pereceremos
todos. Y no falta aun quien, ignaro de todo cuanto ocurre, duerme beatíficamente
en un rincón, como el Señor durante la travesía.
Hermanos, quizá somos también así nosotros asumiendo diversas posiciones
respecto a cuanto se nos avecina… Estamos ya en viaje. Las pateras, que salen
juntas, tendrán una suerte diversa porque - aunque el viaje es el mismo –
tienen diferentes tripulaciones. Animémonos unos a otros en el alcanzar la otra
orilla que ya aparece a la vista. Es igualmente difícil para todos. Pero todos
soñamos con reencontrarnos de nuevo allí…
Fr. Julio G. Chao ofm
Provincia de Castilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario