La Orden y las Entidades de la Orden son
realidades vivas que evolucionan con el paso de los años y según las necesidades
de los tiempos. Las estructuras que creamos dentro de nuestras Entidades son
relativas y provisionales y han de estar siempre al servicio de la vida
evangélica y de la misión.
Estamos en una época de cambios velocísimos,
y los nuevos desafíos de nuestras sociedades nos exigen nuevas respuestas evangelizadoras.
Sin embargo, en muchas de nuestras Entidades está creciendo el cansancio físico
y espiritual de los hermanos por las demasiadas actividades que tienen que
llevar a cabo. Esto está frenando la capacidad de encontrar nuevas respuestas a
los nuevos desafíos evangelizadores y está dificultando enormemente el
centrarnos en lo que es esencial: la calidad de la vida evangélica centrada en
las Prioridades de nuestra forma vitae.
En gran parte de la Orden se está sintiendo
la necesidad del redimensionamiento de las Entidades, de la restructuración de
las actividades, de la colaboración interprovincial y, lo que es todavía más
importante, la necesidad de revisar nuestra vida y nuestra misión
evangelizadora. Así lo ha constatado el Capítulo general 2009, que en el n. 31
dice:
“El ‘redimensionamiento’ de las presencias y
de la entidades que suele comportar cierres y fusiones para unas y para otras
es parte de las revisiones y reestructuraciones. Son un proceso doloroso en el
que, sin embargo, estamos llamados a descubrir un momento de gracia pascual
para intentar resignificarnos de un modo más simple y vulnerable, pero también
más profético y ciertamente minorítico, ahí donde estamos implantados. En nuestra
Orden ésta es una realidad que se hace siempre más visible y que representa una
oportunidad excepcional para superar la mentalidad provincialista y para
fomentar la interprovincialidad y el sentido de pertenencia a las Conferencias
y a la Orden”.
Y como en diversas Entidades y Conferencias
se están realizando cada vez más esos procesos de redimensionamiento y
reestructuración, nuestro último Capítulo general pidió al Definitorio general
estudiar este tema y ofrecer a la Orden “líneas guías para el acompañamiento de
estos procesos, con la finalidad de proporcionarle mayor dinamismo a la vida
evangélica y misionera” (Mandato 47). Lo que os presentamos en este sencillo subsidio, que
necesariamente es algo flexible y que no entra en los mínimos detalles, debido a
la pluralidad cultural de la Orden, lo hemos escrito después de haber escuchado
la experiencia de diferentes Entidades de la Orden y también de otras
Congregaciones.
Que el Señor nos ilumine a todos para acertar
en estos procesos y para alcanzar lo que es la finalidad fundamental de todo
redimensionamiento y reestructuración: revisar la calidad evangélica de nuestra
vida, nuestro testimonio y nuestro ardor misionero como frailes individuales y como
Fraternidad.
13 de noviembre de 2010.
Fiesta de san Diego de Alcalá
Fr. JOSÉ RODRÍGUEZ CARBALLO, ofm Ministro general, OFM
Carta de Presentación del subsidio del
Definitorio General
Sobre el redimensionamiento y
reestructuracción
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