jueves, 3 de octubre de 2013

Henos aqui, padre San Francisco




Henos aquí, bienaventurado padre Francisco, 
insigne entre los santos
Te nutres ya de la flor de harina (Sal 80,17), 
tú en otro tiempo hambriento; 
te abrevas en el torrente de delicias (Sal 35,9), 
tú que hasta ahora tenías sed. 
No te creemos, con todo, 
saciado de la abundancia de la casa de Dios 
como para que te hayas olvidado de tus hijos, 
pues Aquel en quien te abrevas se acuerda también de nosotros. 
Llévanos, pues, en pos de ti, Padre venerado, 
para que corramos tras el suave perfume de tus ungüentos (Ct 1,3), 
nosotros a quienes ves tibios por la desidia, 
lánguidos por la pereza, semivivos por la negligencia. 
Ya la pequeña grey te sigue con paso vacilante, 
y la mirada deslumbrada de sus ojos enfermos 
no aguanta los destellos de tu perfección. 
Haz que nuestros días sean como los primeros, 
tú que eres espejo y modelo de perfectos, 
y no consientas que, siendo iguales a ti en la profesión, 
seamos desiguales en la vida.
(2Cel. 221)

¡FELIZ DÍA DE NUESTRO PADRE SAN FRANCISCO!
hoy sí que puede ser un día para redescubrir el don de la vocación que un día recibimos.

                                         ¡Felicidades hermanos!

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