En sus orígenes, la espiritualidad franciscana es una espiritualidad misionera, una espiritualidad del encuentro, “centrífuga” como la del Evangelio. Tiende a ponerse siempre en camino, a hacerse presente al otro en su “terreno”, en su situación, en sus “lugares”, en su “hábitat”, antes aún de convertirse en hospitalidad y acogida.
Es una espiritualidad más ligada al hombre
que a una tierra determinada, por más santa o pecadora que esa tierra sea. La
misión es más un “acto” que un discurso o un proyecto. “Id” exige audacia y a
la vez confianza. “Les echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza... Y
les dijo: «Id por todo el mundo...” (Mc 16, 14-15).
Sin embargo, es importante notar que, para
Francisco, el ir “inter gentes” exige un verdadero éxodo, un salir de sí mismo
para fiarse totalmente del Señor; apartarse de la sed de protagonismo y de la
afirmación propia, de todo tipo de propiedad. No basta estar en medio de la gente
de la mañana a la noche; no basta estar “en el mundo”; hace falta estar allí “sin
ser del mundo”, asumiendo los valores evangélicos de la kénosis y del servicio.
Son condiciones indispensables para acercar el Evangelio a la historia, a los
hombres y mujeres de nuestro tiempo.
En consecuencia, todas las mediaciones y
estructuras, para ser vitales, deberán confrontarse continuamente con el
Evangelio y armonizarse con los valores vivos de nuestra vocación y misión para
poder dialogar con el mundo. Hacen falta estructuras y mediaciones
provisionales, sobre todo hoy que se habla de una “identidad en camino”.
Ninguna estructura es eterna; por ello es importante vivir no para la
supervivencia de las estructuras sino para los valores que ellas custodian.
Habrá que tener el coraje de adaptarlas y
transformarlas constantemente, y verificarlas con inteligencia, para que sean
siempre portadoras de vida y no de muerte. Somos “viatores” que tienen los ojos
fijos en el Dios que viene. Tenemos que abrirnos más y más a formas y mediaciones
abiertas: interprovinciales, inter-religiosas y a la colaboración con los
laicos.
G.Bini. Capítulo de las Esteras de la Provincias en unión.
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