martes, 12 de junio de 2012

Revitalizar el don recibido


Xavier Quinzà, en el último suplemento de Vida Nueva manifiesta que la principal tarea de la vida consagrada en este tiempo es revitalizar el don recibido. Y ¿qué significa eso? Veamos:
1.- Es Ahondar en las experien­cias que hemos hecho del Señor, de sus dones particulares, del mo­do como Él se ha hecho el dueño de nuestra existencia.

2.- Descubrir la pa­sión central de nuestra vida: que es Dios como una llama de amor que hay que cuidar, y a la vez, la urgen­cia de tender la mano a los que se nos aparecen en el camino porque están necesitados de ayuda.
3.- Es creer que  nuestro propio lu­gar, el lugar de los religiosos en este tiempo, sólo se puede señalar como "lo escondido". Allí es donde aprende­mos a descifrar la vida; donde bus­camos que nos entregue su teso­ro más preciado, aquel que no se le puede arrebatar a fuerza de pu­ños, el que no se compra con todo el oro del mundo, pero también, el que podemos perder de un modo tan sumamente fácil. Allí es donde debemos acudir pa­ra hacer posible la emergencia de Dios en nosotros y en los avatares de nuestra vida.

En fin, que la vida consagra­da necesita volver a ese lugar esen­cial para encontrar su nuevo rostro. Un lugar en donde no cuentan los reflejos, sino la realidad primera, la que queda sugerida desde el co­razón, el centro vital que somos y desde el que nos nutrimos.
¿Qué os parece hermanos? ¿Sacamos consecuencias para nuestras vidas? Espero vuestras respuestas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario